Sueños encarcelados
La educación no pertenece a partidos y mucho menos a ideologías, es el vehículo para transformar un país.
La educación es un derecho al que cualquier ciudadano debería poder acceder, sin importar su condición.
Y ésta máxima es la que debe imperar a lo largo de la Ley Estatutaria de Educación, que ahora está en trámite en el Congreso de la República.
No es para menos que en lo corrido de este año, solo en Cali, 9.346 jóvenes han desertado de la educación media.
Y aunque es muy loable la iniciativa del Gobierno Nacional de acceso a la universidad pública para todos (pero que tiene su financiación aún en veremos), la cual desde el Congreso he votado positivamente; tenemos un trasfondo muy preocupante que está empujando a los estudiantes a abandonar sus sueños.
La salud mental es una de ellas. Para julio de 2023, 11.178 jóvenes de 10 a 18 años intentaron suicidarse en el país, de ellos, 1076 fueron en el Valle y 525 en Cali, de acuerdo con los datos del Sistema de Vigilancia en Salud Pública.
Un factor que influye a muchos es la incertidumbre de no poder pagar sus estudios, las condiciones familiares, escolares, drogradicción e, incluso, no saber qué hacer con sus vidas ante el difícil panorama futuro para sus vidas, así como el mercado laboral que cada vez pareciera pagarle menos a los recién graduados.
Es por eso que se hace urgente un trabajo serio y mancomunado con el Ministerio de Salud.
Dentro de lo que hemos estudiado a través de las mesas de trabajo y conversaciones con el Ministerio de Educación, he sido enfático en que dentro de esta reforma a la educación se mejore, no solo la infraestructura de las universidades para recibir a todos estos jóvenes que por el actual sistema eran discriminados (bajo ICFES, por condiciones escolares deficitarias); sino también que propendamos por una educación pertinente y acorde con las necesidades que el mercado laboral actual necesita, para así lograr una mayor empleabilidad, con una oferta en formación en ciencia, tecnología, innovación y programación y, por sobre todo, con una completa articulación entre la formación en educación básica, media y superior.
No podemos hacer todo este esfuerzo, para una educación superior gratuita, para que o los jóvenes renuncien en mitad de camino o salgan y no encuentren trabajo.
Estos dos frentes que destaco deben ser los primeros derroteros sobre los cuales construyamos los cimientos para la educación de estas nuevas generaciones, que se enfrentan hoy con un mercado laboral y unas formas de aprender muy distintas a las de hace 10 años.
Aunque el ICFES hoy es una forma de evaluar el nivel educativo de los estudiantes, debemos encontrar un mecanismo durante el proceso de aprendizaje, para que los conocimientos efectivamente sean aprehendidos.
El ICFES, a lo largo de la discusión de la Ley Estatutaria está en revisión ya que, como lo pretende el Gobierno en esta reforma, se busca eliminar el Saber Pro 11 y el ECAES como requisito para el acceso a la educación superior.
Pero, a la par de esto y, en mi concepto, primordialmente, necesitamos una vigilancia efectiva de las Instituciones de Educación públicas, en cuanto a la calidad de la cátedra que imparten.
A pesar de que la iniciativa de la Superintendencia de Educación no ha prosperado en el Congreso, no deja de ser un punto urgente.
Al final, lo que el ICFES nos está dejando es que los jóvenes que pueden acceder a una educación básica y media de mejor calidad, en muchas ocasiones privada, son los que finalmente pueden sacar un buen ICFES y lograr el cupo en la universidad pública. Por lo que, revisar su función no deja de ser necesario.
Todo esto es para que la juventud de Colombia pueda vivir su etapa feliz y aprenda en un entorno agradable, para que así absorba todo el conocimiento y cuente con las mejores herramientas para enfrentarse a la universidad y a la vida. Y siento que aquí es donde aún nos falta mucho camino.
Seguiremos, como todos los días, trabajando incansablemente, porque le arrebatemos a las bandas criminales, a la incertidumbre y al suicidio, los sueños de tantos colombianos que pueden aportar para construir un mejor país.