Terminaron de puñetazo

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Gabo y Mario iniciaron su amistad en el aeropuerto de Caracas, el 9 de agosto de 1967. Mario Vargas Llosa, Patricia Llosa, Gabriel García Márquez y Mercedes Bercha, domiciliaron de vecinos y desde entonces se hicieron regalos, acostumbraban visitarse, asistían juntos a eventos culturales, turnaban sus moradas para la tertulia, intercambiaban los apadrinamientos de bautismo de sus hijos y viajaban por el mundo.

Alguna vez los dos escritores se prometieron publicar a cuatro manos una novela sobre la vida en la selva Amazonas, pero el proyecto se truncó cuando terminaron la amistad el 12 de febrero de 1976, perduró apenas nueve años aunque la habían abonado muchos meses antes mediante correspondencia desde lejanos lugares.

Terminó una amistad que, además del contacto personal, Gabo valoraba como enriquecedora, se compartían borradores y se expresaban críticas mutuas.

En el Palacio de Bellas Artes de México, en la inauguración de un festival de cine, Vargas Llosa la selló asestándole un inesperado e injusto puñetazo en el rostro.

El motivo jamás fue revelado. Lo cierto fue que cortados los lazos fraternos durante décadas prefirieron callar, optaron por la lealtad en los odios, secreto que se llevaron a la tumba.

Algunos periodistas light, vociferaron que la enemistad fue causada por deslealtades maritales. Otros, especularon que se alejaron por celos en las famas literarias.

No faltaron quienes adjudicaran el incidente a la polaridad política, argumento que se deshace en el aire si revisamos el binomio García Márquez-Plinio Apuleyo: amistad por encima de las diferencias en orillas opuestas.

7Confiemos que Gabo y Mario resarzan sus antipatías en su reencuentro celestial.

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jueves 24 de abril, 2025

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