Un poder sin frenos

Rosa María Agudelo

En Cali se oyó un grito preocupante: “¡Reelección, reelección!” mientras el presidente hablaba de constituyente.

Petro fue elegido democráticamente. Pero eso no lo habilita para deslegitimar a quienes también lo fueron. Ni al Congreso, ni a los jueces, ni a los gobernadores, ni a los alcaldes.

En Cali no solo defendió su “decretazo”. Cuestionó el modelo de poder. Dijo que quienes realmente mandan no fueron elegidos. Omitió que él mismo se resiste a trabajar con los electos que no lo obedecen.

Una democracia sin contrapesos no es democracia. Es el terreno fértil del autoritarismo. Petro agita su “mandato popular” como si fuera un cheque en blanco.

Ignora que la Constitución no le da poderes absolutos. Repite que el pueblo votó por el cambio. Pero el cambio no se impone. Se construye con diálogo, respeto y leyes.

Petro ha decretado a Cali símbolo de resistencia. Un mensaje con el que no estamos de acuerdo miles de sus habitantes.

No se puede repetir la historia de gobiernos que, con el aplauso del pueblo, socavaron la justicia y acallaron las diferencias. Porque la libertad no muere de golpe.

Se erosiona entre discursos incendiarios y multitudes manipuladas.

La reelección no es el problema. El problema es usarla como grito de guerra contra quienes piensan distinto. La Constitución es clara.

Y el poder debe tener límites. Cuando un presidente se cree por encima de ellos, no importa cuántos votos tenga: deja de ser demócrata.

Cali si debe resistir y debe ser faro pero en defensa de las instituciones. Los caleños debemos exigir que el poder se ejerza con responsabilidad. No con delirio.

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sábado 14 de junio, 2025

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