Vigilar para proteger

Rosa María Agudelo

Estudié en Univalle, sé de lo que hablo porque lo he vivido. Durante años, la Universidad del Valle ha sido símbolo de pensamiento crítico.

También lo ha sido, tristemente, de confrontación violenta. Hoy no se trata de un debate ideológico. Se trata de una urgencia.

Hace apenas dos semanas, dos tractomulas fueron incendiadas. Esta semana, un local comercial fue atacado con fuego. Van tres semanas seguidas de disturbios. ¿Hasta cuándo?

Las autoridades anunciaron que instalarán cámaras, reconocimiento facial y más seguridad privada. Algunos ya hablan de represión.

Otros de criminalización. Yo prefiero hablar de protección. ¿Proteger a quiénes? A los estudiantes que sí quieren estudiar.

A los profesores que llegan puntuales y dictan clase. A los funcionarios que viven con miedo. A los comerciantes que sobreviven con lo justo. A los caleños que viven o transitan en el sector. Sobre todo a las Universidad.

Quienes prenden fuego no representan a la comunidad universitaria. La deslegitiman. Usan el escudo de la protesta para ejercer violencia.

Mientras tanto, la institución pierde su esencia. La vigilancia no es censura. Es una herramienta para recuperar el control. Para evitar tragedias mayores. Para que Univalle no siga siendo rehén de unos pocos encapuchados.

Sí, debe haber límites. Las cámaras deben respetar derechos. El reconocimiento facial no puede usarse de forma arbitraria.

La seguridad debe ser aliada, no enemiga. Pero no podemos seguir como estamos. Defender la universidad no es permitir su destrucción. Es poner orden. Y el orden empieza por saber quién hace qué y cuándo.

No es la solución perfecta. Pero es un primer paso.

Vigilar no es criminalizar. Es cuidar lo que nos pertenece a todos.

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sábado 4 de octubre, 2025

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