Voces de Esperanza

Paola Andrea Arenas Mosquera

Decir que estamos viviendo una de las etapas de mayor incertidumbre de nuestras vidas, amenazados por el miedo y la rabia que se destila por estos días en las redes, las calles y hasta en las conversaciones cotidianas, no es nuevo. No hay peor escenario para una Nación que el de una ciudadanía, empezando por su juventud, con la esperanza perdida.

No me refiero exclusivamente a la esperanza o el proyecto de vida de los jóvenes de la primera línea que sacudieron la conversación nacional. Hablo de la esperanza de las familias de toda Colombia y muy especialmente de las que viven en el Valle del Cauca. Hablo de nuestros hijos, que son protagonistas o espectadores de la obra teatral cuya historia ha sido libreteada con la acción u omisión de todos. Hablo de la esperanza de nuestras niñas y niños, de nuestros viejos, de los colaboradores de quienes hemos hecho empresas, de los estudiantes, las maestras y maestros; de la esperanza de los profesionales de la salud, las amas de casa, los trabajadores y rebuscadores de Colombia. De la esperanza de todos vengo a hablar.

Acostumbro a madrugar bastante para leer y responder los mensajes de chat. Hoy desperté con uno muy especial de Ower Casetas, un gran amigo a quien admiro por ser uno de esos camelladores que hace mucho más de lo que habla, o mejor, que sabe cuándo y cómo dice lo que piensa. Ower pertenece al Grupo Consultor Colombiano que tiene asiento en la junta directiva de la Cámara de Comercio de Cali y es un gomoso de las redes, en especial la de Whatsapp. De él nunca espero mensajes no verificados, por el contrario, comparte contenidos que informan con veracidad (cuando son técnicos, contienen resúmenes fantásticos de decretos y disposiciones que orientan decisiones por tomar en el ámbito público y en el privado; otros, lejos de ese rigor, son cápsulas que edifican y nos llenan de esa espiritualidad esquiva cuando los entornos se congestionan y oscurecen).

El chat de esta mañana contenía el mensaje del empresario Joaquín Losada, Presidente de Fanalca, quien en entrevista con el periodista Nestor Morales de Blu Radio, fue consultado acerca de cómo descifra el rompecabezas de lo que está pasando con los jóvenes de las protestas en el Valle del Cauca y el País. A esa primera y desafiante pregunta, Losada respondió: “Nosotros tenemos un problema de comunicación. Normalmente no escuchamos para entender, sino que escuchamos para responder y hoy sí que es importante escuchar a estos jóvenes para poder entenderlos. Hemos tenido conversaciones que han sido muy duras porque esta generación tiene mucha rabia…”

La entrevista de Joaquín Losada cargada de reflexiones, merece ser escuchada por el Presidente Iván Duque, por todos los servidores públicos, dirigentes gremiales o empresariales, pero ante todo, debería ser escuchada por toda ciudadana o ciudadano de este territorio, independiente del cargo, rol o condición, si nació, trabaja, vive o sobrevive en Colombia.

En la entrevista, donde Losada además refiere que los jóvenes de hoy no quieren el “statu quo”, ni mesas de negociación donde no se llegue a ningún lado y mucho menos que les regalen nada; recuerda que éstos jóvenes tampoco quieren saber nada de los políticos ni de las clases dirigentes y que sÍ quieren en cambio, oportunidades, propósito de vida, tener sueños -y la posibilidad de realizarlos-, estudiar, capacitarse, trabajar, emprender, proteger el medio ambiente y abogar por la lucha anticorrupción.

Todo este cúmulo de pretensiones se enmarca en una dura realidad. Tenemos una generación a la que durante mucho tiempo le hemos prometido y no le hemos cumplido, -dice-, y por esta razón no se sienten representados en las personas e Instituciones que lideran el País. Según la apreciación del mismo Joaquín Losada, hay mucho dolor, mucha rabia y sobre todo, una inmensa desconfianza que persiste y no se va a quitar de un día para otro, porque la confianza se construye poco a poco; por lo que es importante hoy más que nunca, tener una escucha sincera y humilde seguida de acciones e iniciativas de choque para generar puentes de confianza con esta generación.

Losada, a quien el periodista Morales le recuerda en la entrevista que hace parte de ese sector denominado por algunos, los “cacaos” de la sociedad vallecaucana, nos recuerda a nosotros que las crisis traen oportunidades y ésta en especial ha hecho a todos los actores del sector productivo, independiente de si son “cacaos”, emprendedores, medianos empresarios o dueños de negocios, mucho más conscientes y mucho más sensibles a esta realidad de lo que antes eran. Pienso que la reflexión aplica para todos los actores de la sociedad dispuestos a ejercer esa escucha activa con humildad antes de la lectura de nuestra radiografía.

Escuchar al presidente de una empresa del músculo financiero, solidez y a la vez fragilidad de Fanalca, que con su Fundación ha intervenido socialmente en esta Región desde hace muchas décadas, con o sin paro, con o sin pandemia, y que quizás por ello cuenta con la autoridad moral y el alistamiento suficiente para ponerse en los zapatos de los demás; nos invita a prestar mayor atención a nuestro lenguaje y forma de comunicarnos.

Las declaraciones dadas por Losada a Blu Radio, fueron justo después de que en una violenta e inaceptable quema del Palacio de Justicia y la zona financiera y comercial de Tuluá, resultaren incinerados algunos establecimientos de negocios relacionados con la cadena de valor que integra su Organización. Uno de esos, de propiedad de uno de sus aliados comerciales, se había levantado a pulso durante 35 años y su destrucción deja hoy sin sustento a por lo menos 50 familias. Por supuesto Joaquín Losada sabe que los protagonistas de este hecho vandálico no son los jóvenes con los que ha venido dialogando; aunque acciones como las de Tuluá se desencadenen del estado de convulsión y la sistemática escala de acciones terroristas de quienes quieren generar caos desde otros escenarios y otras maneras. Por esto, fue para mi tan importante escucharlo y valorar su capacidad de discernir los contextos, los actores y la génesis del problema sin confundir el inconformismo civil y los dolores de una generación con las violencias múltiples que enfrentamos.

Qué importantes resultan esas voces de esperanza que no acusan, no juzgan, no señalan y por el contrario están dispuestas a preguntarse ¿en qué hemos fallado?, ¿Cómo nos arremangamos?, ¿Qué nos falta?

Nuestro Valle del Cauca tiene además del liderazgo de una majestuosa red de universidades, sin duda de las más importantes de Colombia, la más grande y pionera red de fundaciones empresariales de acción social. La Fundación Caicedo González, La Fundación Sidoc, La de la icónica Carvajal, la ejemplar Fundación WWB Colombia, la Fundación Alvaralice, la Fundación Trascender y podría enumerar muchísimas que conozco de primera mano y cuya acción se orienta a resolver el problema de la inequidad.

Este País necesita muchas más voces como las de Joaquín Losada del Grupo Fanalca y Maurice Armitage del Grupo Sidoc, contagiando solidaridad, autocrítica humildad y empatía.

Necesitamos también más voces serenas, voces para las que resulte más rentable la paz que la guerra, voces para las que el entendimiento prevalezca y estén dispuestas a silenciar por un momento sus posturas para escuchar las de los otros: Voces de Esperanza.

Pd: Hoy están en Cali los actores de la Coalición de la Esperanza que integran Sergio Fajardo, Humberto de la Calle, Jorge Enrique Robledo, Juan Fernando Cristo y Juan Manuel Galán. Vienen a escuchar. Han depuesto sus proyectos individuales para sintonizarse primero con la ciudadanía. Quizás desde la perspectiva de este ejemplo, el Gobierno nacional también entienda que antes de salir a hacer grandes anuncios, hay que primero escuchar… Escuchar, no para responder, sino para entender.

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jueves 27 de mayo, 2021

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