Desde la sala de redacción, 35 años de periodismo

Cali del futuro: lo que no podemos seguir aplazando

viernes 31 de octubre, 2025

Por: Rosa María Agudelo – Directora Diario Occidente

Ayer se celebró el Día Mundial de las Ciudades, una fecha proclamada por la ONU para reflexionar sobre cómo habitamos y transformamos nuestros entornos urbanos.

El propósito no es solo celebrar la vida en comunidad, sino promover una planificación más sostenible, inclusiva e inteligente, capaz de anticipar los retos del siglo XXI: el cambio climático, la desigualdad y la expansión desordenada.

En todo el mundo, las ciudades son llamadas a pensarse desde la inteligencia de futuros, es decir, a diseñar desde hoy los escenarios en los que queremos vivir mañana.

Cali, como muchas urbes latinoamericanas, tiene en esta conmemoración una invitación urgente: pasar de los diagnósticos a las decisiones.

Esta semana dos eventos me hicieron pensar en la Cali del futuro. La Feria del Libro, un evento espectacular alojado en carpas, y el reciente concierto de Shakira, que nos mostró lo que significa hacer las cosas con estándares internacionales.

Ambos escenarios, tan distintos, nos interpelan sobre el tipo de ciudad que somos y la que podríamos llegar a ser.

La ciudad que nos debemos

Hace poco participé en un ejercicio de inteligencia de futuros convocado por la Cámara de Comercio de Cali, enfocado en una empresa que quería imaginar cómo sería su negocio en el año 2045.

Durante las sesiones, aunque el centro era la empresa, fue imposible desligar esa proyección de la ciudad que la rodea.

Imaginábamos una Cali con un sistema de transporte férreo, hiperconectada, verde, con servicios integrados y sostenibles.

Pero al salir del ejercicio, la pregunta fue inevitable: ¿Seremos capaces de cristalizar esa visión? Soñar no basta. Hace falta convertir esa visión en planes sostenibles, viables y sobre todo ejecutables.

La conversación me dejó una certeza: Cali necesita cambiar de enfoque. Pasar de la reacción a la anticipación. De los diagnósticos repetidos a la planeación estratégica real.

Unas dudas que se acrecientan ante las críticas al plan del empréstito del alcalde Eder. Los caleños, en muchos casos, piensan en pequeño.

No tienen una visión de futuro, y eso limita lo que puede lograrse, incluso cuando existen los recursos y la intención política.

Ciudades que se atreven a soñar

Me gusta viajar y he visitado ciudades maravillosas. Hay ciudades que ya están haciendo el ejercicio de soñarse y construirse en clave de futuro.

Singapur ha apostado por una estrategia a largo plazo donde la sostenibilidad, la tecnología y la vivienda digna van de la mano. París avanza hacia una ciudad de 15 minutos, con más espacio para peatones, menos autos y mayor calidad del aire.

En América Latina, ciudades como Curitiba en Brasil han sido pioneras en movilidad sostenible y planificación urbana integrada, mientras que Guayaquil en Ecuador ha impulsado proyectos de regeneración urbana en su zona portuaria que transformaron su relación con el río, el espacio público y el turismo.

Son lugares distintos, pero con algo en común: no le temen a los cambios estructurales ni a pensar en grande.

Cali puede mirar estos ejemplos no para copiarlos, sino para inspirarse. Lo esencial no está en el presupuesto, sino en la voluntad de sostener una visión y trabajar para que sea posible.

¿Qué es la inteligencia de futuros?

No se trata de predecir el porvenir con bolas de cristal. Se trata de construirlo desde hoy, reconociendo que hay múltiples futuros posibles y que nuestras decisiones presentes los condicionan.

En el caso de las ciudades, el concepto, conocido también como prosiliencia, combina tres ideas clave:

  • Proximidad: servicios, cultura, trabajo y educación al alcance del barrio.
  • Equidad: más inversión donde más se necesita, especialmente en vivienda, movilidad y espacio público.
  • Tecnología con sentido humano: usar la innovación para reducir brechas, no para ampliarlas.

La llamada “ciudad de 15 minutos”, defendida por expertos como Carlos Moreno, propone una ciudad más compacta, integrada, con vida de barrio, menos autos y más espacio público. Eso no es utopía. Es planificación.

Las decisiones que no dan espera

Cali crece, pero sin orden. Las comunas más vulnerables siguen desconectadas del desarrollo, con bajos niveles de cobertura educativa, desempleo juvenil y déficit de servicios públicos.

Si la ciudad no cambia su lógica de expansión desordenada, segregación social y transporte ineficiente, la brecha será cada vez más profunda.

Según la inteligencia de futuros urbano, necesitamos una agenda clara con cuatro prioridades:

  1. Infraestructura cultural digna y permanente.
  2. Plan de vivienda social en zonas urbanas centrales.
  3. Movilidad sustentable basada en transporte masivo y ciclovías.
  4. Gobernanza digital con participación ciudadana y ética de datos.

No son ideas nuevas. Pero siguen sin convertirse en políticas sostenidas.

Una ciudad que se atreva a imaginarse

Cali tiene talento. Tiene universidades, empresas creativas, líderes barriales, artistas, mujeres emprendedoras, jóvenes con ideas. Tiene memoria. Tiene carácter.

Lo que le falta es dejar de improvisar y comenzar a imaginarse. No la Cali del pasado, ni la del marketing. Sino la del futuro: una ciudad pensada para vivir mejor.

Esa ciudad es posible. Pero no llegará sola. Hay que planearla, construirla y exigirla. Porque el futuro se diseña. Ya conseguimos los recursos: el empréstito está aprobado.

Ahora la tarea es que se traduzca en obras, decisiones y transformaciones que sean la base de esa Cali del futuro que tanto soñamos.

Desde la sala de redacción, 35 años de periodismo tenía como objetivo revisar el pasado. Sin embargo, de nada sirve pensar en la historia sino podemos usarla para pensar en el futuro.

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