La actitud del presidente Petro, de descalificar a sus críticos con insultos, debilita la posibilidad de lograr un gran acuerdo nacional
Acuerdo nacional: un llamado contradictorio
El presidente Gustavo Petro y su ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, han insistido en la necesidad de un gran acuerdo nacional para sacar adelante las reformas que Colombia necesita.
Sin embargo, la actitud contradictoria del mandatario, que arremete con calificativos como “nazis”, “paramilitares” y “de extrema derecha” contra todo aquel que osa cuestionarlo, mina la credibilidad de su llamado a la unidad.
Este comportamiento no solo sataniza a sus críticos, sino que también aleja a sus contrapartes ideológicas, haciendo imposible cualquier intento de consenso real.
Para generar confianza y dar ejemplo, el presidente Petro debe comenzar por respetar las opiniones contrarias. Al criminalizar a quienes piensan diferente, acusándolos de tener sed de sangre, profundiza las divisiones y crea un ambiente de hostilidad que es contraproducente para cualquier diálogo constructivo.
En lugar de tender puentes, el presidente está construyendo barreras que dificultan la posibilidad de un verdadero acuerdo nacional.
Es fundamental que el presidente tenga claro que un gran acuerdo nacional debe incluir diferentes visiones y que mientras persista en imponer su perspectiva sobre todas las demás, será imposible lograr los consensos necesarios para avanzar en las reformas.
Un verdadero acuerdo debe ser inclusivo, permitiendo la participación de todos los sectores políticos, la academia, los gremios y las organizaciones sociales.
Solo así las reformas podrán ser consideradas el fruto de un gran acuerdo nacional y no el resultado de una imposición unilateral.
El llamado a un gran acuerdo nacional debe ir más allá de las palabras y traducirse en acciones concretas de respeto y diálogo.
Es cuestión de dejar a un lado el ego y el fanatismo ideológico. La nación requiere de un liderazgo que promueva la unidad y el entendimiento, no la división.