La actividad del volcán demanda prevención rigurosa y apoyo nacional urgente
La alerta del Puracé exige acción inmediata
La situación que se vive en Puracé, en el departamento del Cauca, requiere la máxima atención. El volcán pasó de alerta amarilla a alerta naranja en pocos días, lo que indica un aumento significativo en su actividad y una mayor probabilidad de erupción.
Además, esta condición exige un monitoreo más riguroso, planes de contingencia fortalecidos y una preparación real de las comunidades expuestas.
Sin embargo, la mayoría de los municipios cercanos no cuentan con la capacidad para enfrentar una emergencia de gran magnitud, lo que obliga al Gobierno nacional a asumir el liderazgo del manejo preventivo.
Una alerta naranja no significa una erupción inminente, pero sí una amenaza seria. Además, implica riesgos por gases, ceniza y posibles eventos eruptivos menores que pueden afectar a miles de habitantes.
Por eso, la reacción institucional debe ser inmediata y coordinada. Las autoridades locales hacen esfuerzos importantes, pero no disponen de los recursos ni de la infraestructura para una evacuación masiva ni para la atención posterior de la población.
En consecuencia, es indispensable que el gobierno nacional intervenga de manera decidida y brinde el apoyo operativo y financiero necesario.
El país conmemoró hace apenas dos semanas los 40 años de la tragedia de Armero, donde murieron 25.000 personas por la erupción del Nevado del Ruiz.
Esa memoria colectiva expone con crudeza lo que ocurre cuando la prevención falla o cuando las advertencias no se toman con la seriedad debida.
Los desastres naturales no esperan y que la preparación es la única herramienta para evitar pérdidas irreparables.
La experiencia histórica de Armero obliga a actuar con responsabilidad. La prioridad debe ser proteger la vida y reducir cualquier riesgo.
El Puracé envía señales claras, el país no puede ignorarlas y no se puede dejar solos a los municipios vecinos del volcán.