Apagando incendios

martes 11 de septiembre, 2012

El problema de los incendios forestales está llegando a niveles críticos en Cali, donde hasta ayer, en lo corrido del año, se habían registrado 674 de estas conflagraciones, que habían consumido 273 hectáreas de capa vegetal. Con lo ocurrido hasta ahora y el anuncio de la prolongación de la sequía por cuenta del fenómeno del niño, el panorama se torna cada vez más preocupante y, aunque se trata de desastres difíciles de prevenir, es hora de que las autoridades se tomen más en serio la previsión de este tipo de emergencias, que además de causar grandes destrozos desde el punto de vista ambiental, pueden también ocasionar todo tipo de daños, como quedó demostrado en las laderas de la capital del Valle el pasado fin de semana, donde el fuego destruyó quince viviendas.

Si bien hay que reconocer la labor de los Bomberos, que han contenido y sofocado incendios, y con su labor han impedido daños mayores, no se les puede dejar toda la responsabilidad a ellos, y es necesario hacer un mayor trabajo de prevención y también una labor posterior de recuperación ambiental en los casos en los que las conflagraciones forestales sean inevitables. Esto, desde luego, no es responsabilidad del cuerpo voluntario, sino de las autoridades municipales y ambientales, que deben darle al tema la importancia que amerita, con una mayor planeación y con mayores recursos.

El problema de los incendios forestales no terminará una vez vuelvan las lluvias, desaparecerán por un tiempo, pero hacen parte de un fenómeno cíclico y lamentablemente cada vez más intenso debido al cambio climático, y si no se toman medidas desde ahora, se podrían presentar conflagraciones catastróficas.

Aquí aplica perfectamente la frase que dice que no podemos seguir apagando incendios, pues ante una amenaza de tal magnitud, la improvisación juega a favor del fuego.

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