Cali y la rumba

jueves 20 de diciembre, 2012

Hizo bien la Alcaldía de Cali al extender el horario de funcionamiento de los establecimientos nocturnos de la ciudad por una hora durante los días de feria, pues, como lo manifestaron los comerciantes de la noche y se sostuvo desde esta tribuna de opinión, la restricción de la rumba va en contra de la vocación de la ciudad hacia el entretenimiento y no soluciona los problemas de inseguridad.

Sin embargo, pese a la ampliación de la rumba hasta las 4:00 de la mañana durante los día de feria, y hasta las 3:00 de la mañana en la primera semana de enero, es necesario que la ciudad, sus autoridades y todos los sectores que directa o indirectamente viven de actividades económicas relacionadas con el entretenimiento nocturno, debatan en serio sobre el tema.

Cali no puede avergonzarse de ser una ciudad con vocación de rumba, al contrario, lo que se debe hacer es organizarse para sacarle provecho a esa inclinación, siguiendo ejemplos como el de Las Vegas, que ha hecho del turismo y la diversión sus grandes fuentes de empleo y riqueza.

La violencia y la inseguridad de la ciudad no son producto de la diversión nocturna, sino de una mezcla de factores socio culturales que requieren trabajo de fondo y de largo plazo para solucionarse.

Si, ante la inseguridad de la ciudad, se sigue restringiendo la actividad nocturna de los caleños, no sólo no se logrará la reducción de los índices delictivos, sino que se creará un nuevo problema, al generar desempleo y afectar la economía de quienes viven de la diversión en la noche, y, a la larga, se terminará empujando a más gente hacia la ilegalidad.

Con buena vigilancia por parte de las autoridades, con el compromiso de los comerciantes de la noche y con campañas que promuevan el autocontrol y la responsabilidad por parte de los ciudadanos, Cali puede explotar y disfrutar la rumba. Es cuestión de decisión y preparación.

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