El país registra una masacre cada cuatro días y los que antes las condenaban, hoy guardan silencio.
Masacres: la vergüenza que Colombia normaliza
Según Indepaz, en Colombia hubo 76 masacres en 2024 y en lo corrido de 2025 ya se cuentan 63, con corte al 28 de septiembre; a este ritmo, el país igualará o incluso superará la cifra del año pasado.
En promedio, ocurre una masacre cada cuatro días, dato refleja una dolorosa vergüenza: la normalización de la barbarie.
El contraste con el pasado es evidente: Antes de llegar al poder, el presidente Gustavo Petro y sus aliados, incluidos congresistas e influenciadores, rechazaban estos crímenes con fuerza, los denunciaban en marchas y en redes con la consigna “Nos están matando”.
Hoy, en el gobierno, guardan silencio o apelan a discursos que no se traducen en acciones reales. La indignación de entonces se desvaneció frente a la crudeza de la violencia actual.
El empoderamiento dado a los grupos criminales a través de ceses bilaterales incumplidos y restricciones a la Fuerza Pública explica en buena parte el aumento de las masacres.
Muchas responden a disputas territoriales y de negocios ilícitos, mientras que el Estado cede terreno y la llamada “paz total” termina convertida en una política de privilegios para victimarios y de olvido para víctimas.
El gobierno no puede seguir aferrado a la retórica. Cumplir la promesa de paz implica desmantelar organizaciones armadas, recuperar el control institucional y proteger a las víctimas.
Las masacres se deben rechazar y condenar sea quien sea que las perpetre y sin importar en qué gobierno se cometan, mirarlas selectivamente no es más que hacer política con la sangre que derraman otros.
Colombia no puede aceptar que la violencia se vuelva parte del paisaje.