A la ilegalidad le conviene la situación que vive el país
Crimen y caos
El cobro de “peajes” en los bloqueos de algunos barrios de Cali para dejar entrar o salir a quienes necesitan pasar; la presencia de grupos de motociclistas que atracan, mientras la Policía está concentrada en ciertos puntos de la ciudad afectados por las alteraciones de orden público, y los saqueos, que ahora no son sólo a supermercados sino también a estaciones de gasolina, son hechos que evidencian cómo el paro se ha convertido en una coyuntura aprovechada por la criminalidad.
La situación es realmente compleja, son muchos los frentes que afectan a los ciudadanos, que además de enfrentar el desabastecimiento, sortear los bloqueos, protegerse del covid-19 y huir de las alteraciones del orden público, deben cuidarse de los delincuentes que están al acecho.
Pero no son sólo los atracadores quienes están sacando provecho de esta situación, la llegada de cientos de cultivadores de coca a Popayán para protestar contra las fumigaciones con glifosato, demuestran que la gran industria de la ilegalidad le está apostando al caos para lograr sus objetivos, pues el clima de agitación que vive el país es propicio para presionar una decisión que evite la erradicación.
Allí, entonces, tienen lógica las conclusiones dadas a conocer por la Fiscalía General de la Nación, según las cuales estructuras ligadas al narcotráfico, al ELN y a las disidencias de las Farc que operan en el Cauca estarían relacionadas con los hechos de vandalismo y orden público ocurridos en Cali.
Hay una mezcla de muchas cosas, que son diferentes, como la protesta pacífica, pero que lamentablemente terminan mezcladas con intereses ilícitos que se camuflan y buscan la manera de capitalizar las movilizaciones, allí es donde la opinión pública debe tener la capacidad de ver sin pasiones para discernir y no caer en engaños y manipulaciones.