Cuidado con destruir a Colombia

Desde octubre del año pasado, cuando se dio inicio en Chile a lo que es conocido en ese país como el “estallido social”, una serie de protestas violentas, que pusieron en jaque la economía de aquel próspero país, en Colombia algunos sectores políticos vieron una oportunidad para sus intereses electorales en la réplica de esas revueltas y comenzaron a alentar un movimiento similar al del país austral.

Sólo un mes después, los días 21 y 22 de noviembre, varias ciudades colombianas, especialmente Bogotá y Cali, fueron azotadas por jornadas de bloqueos, vandalismo y violencia, ligadas a un paro nacional promovido por algunas centrales obreras y políticos de la izquierda radical, que se salió de control y terminó, como en el ejemplo chileno, marcado por la destrucción y el saqueo.

Por lo anterior, es importante que los colombianos tengan claro que en nuestro país hay un movimiento coordinado que va más allá de la protesta y que tiene claras intenciones políticas, el cual le apuesta a la exacerbación ciudadana para poner en jaque el sistema y crear así un escenario que les permita a las maquiavélicas mentes que urdieron el plan presentarse como la solución al caos que propiciaron.

Aquí no se trata de satanizar la protesta, que es un derecho constitucional y que se debe ejercer libremente, se trata de advertir a los ciudadanos para que no se presten a la manipulación de quienes los instrumentalizan para atentar contra la estabilidad del país.

Por eso, ojalá quienes participen hoy en las convocatorias del paro lo hagan de forma pacífica, para que, de esta manera, le envíen un mensaje contundente a quienes le apuestan a desestabilizar el país para lograr sus propósitos electorales.

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