Cuidado con incendiar el país

Ante la convocatoria de un paro nacional programado para el próximo 21 de noviembre, preocupa que la jornada de protesta sea manipulada y que algunos sectores aprovechen para sacarle réditos políticos.

Si bien los inconformes con las políticas del Gobierno Nacional están en pleno derecho de manifestarlo, no deja de ser un riesgo que este paro se dé en medio del ambiente generado por las protestas de Chile, que se salieron de control y derivaron en un caos nacional, con destrozos y saqueos, y erradamente son vistas por algunos en nuestro país como ejemplo a seguir.

Ojalá la oposición colombiana no sea tan irresponsable como para incendiar el país con intenciones electorales.
Las marchas del 21 de noviembre deben estar libres de políticos y de encapuchados, pues tanto la presencia de los primeros, que pescan en río revuelto, como de los segundos, que aprovechan para destruir y generar caos, desfiguran las protestas.

Los ciudadanos tienen derecho a manifestarse, pero no pueden confundir ese derecho con una patente para dañar todo cuanto se encuentren en el camino ni mucho menos para atentar contra algo que tanto le ha constado mantener a Colombia, como lo es la solidez institucional y democrática. Se equivocan quienes creen que se puede construir destruyendo, el país solo avanzará si se construye sobre lo construido.

Ojalá los estudiantes y, en general las nuevas generaciones, no muerdan el anzuelo de quienes quieren usarlos para desestabilizar al Gobierno Nacional y después capitalizarlo electoralmente, y ojalá el Gobierno atienda oportunamente los reclamos ciudadanos para evitar que el país caiga en una situación como la que atraviesa Chile.

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