Vulnerabilidad de Colombia en materia de conectividad terrestre

De los llanos a Buenaventura

miércoles 19 de junio, 2019

El grave daño de la vía a los Llanos orientales, que coincide con el desplome de una de las calzadas de la carretera a Buenaventura, confirma la vulnerabilidad de Colombia en materia de conectividad terrestre.

En el caso de la vía que comunica al centro del país con el Meta, al igual que en el de la doble calzada al puerto vallecaucano, no hay plan B, las carreteras alternas, además de estar en pésimas condiciones, no fueron diseñadas para el tráfico pesado.

Ayer se anunció el inicio de las obras en el kilómetro 89 de la vía Buga – Buenaventura, casi dos meses después de que una de las dos calzadas cedió. En este punto de la vía se corre el riesgo de que ocurra lo mismo con la otra calzada, lo que dejaría incomunicado al puerto. En el caso de la carretera a los Llanos Orientales, donde el desprendimiento de tierra fue de mayores proporciones, el cierre se extendería al menos por tres meses.

Colombia no podrá ser un país competitivo mientras las conexiones con puntos estratégicos como la Orinoquía, que es una despensa para el interior, y Buenaventura, que es la puerta al Pacífico, no cuenten con vías alternas.

La carretera Panamericana, que cada tanto es bloqueada, no por derrumbes sino por protestas, con nefastas condiciones para la cotidianidad y la economía del Cauca y el sur del país, también requiere una vía paralela.

No es fácil emprender esos proyectos viales cuando ni siquiera se ha terminado de construir la doble calzada a Buenaventura, pero el país los necesita. Hay que tomar la decisión.

Y mientras se emprende la construcción de vías alternas competitivas, hay que hacerle mantenimiento permanente a las carreteras paralelas con las que se cuenta, pues si siguen siendo trochas, no serán útiles.

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