De penas y guerrilleros

viernes 15 de mayo, 2015

Está claro que, aunque sea mínima, deberá haber privación de libertad para los jefes de las Farc.

Tras las declaraciones del fiscal general de la Nación, Eduardo Montealegre, sobre el tema, está claro que los cabecillas de las Farc deben pagar una pena de privación de libertad aunque sea mínima, o, de lo contrario, se exponen a que después de firmado un acuerdo de paz con el Gobierno Nacional la Corte Penal Internacional, CPI, intervenga en Colombia y los ponga tras las rejas por los crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad que han cometido.

Así las cosas, la pretensión de no pagar ni un día de cárcel, en la que tanto hincapié han hecho los voceros de las Farc desde Cuba, es un imposible.

Otra cosa es que, en aras de facilitar el acuerdo, una parte de las penas que se les impongan a los cabecillas guerrilleros se pague con un trabajo comunitario que repare de verdad a sus víctimas, o con labores de desminado, pero la privación de la libertad, aunque sea mínima, debe darse, no sólo para evitar la intervención de la Corte Penal Internacional, sino también para que haya un claro mensaje de justicia, pues un acuerdo con sabor a impunidad sería muy incierto y peligroso.

Si bien el país debe estar abierto a explorar este tema, hay propuestas que rayan en lo absurdo, como la presentada esta semana en la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, donde se planteó que la estadía los cabecillas guerrilleros en Cuba se valga como parte de la pena que les imponga la justicia.

Así las cosas, los jefes de las Farc deben aceptar esta realidad ineludible y no solo aceptar la cárcel, sino su responsabilidad en delitos de todo tipo, que van desde el narcotráfico hasta el terrorismo, para que pueda hacerse un borrón y cuenta nueva a partir de la verdad.

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