Desmovilización, ahora o nunca

viernes 14 de septiembre, 2012

La posibilidad de un acuerdo de desmovilización ofrecida por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos a las guerrillas colombianas es la última oportunidad que tienen estas organizaciones al margen de la ley de tener una salida política, pues poco les queda ya de movimientos revolucionarios, y entre más pase el tiempo, si no se desmovilizan, cada vez les resultará más difícil vender la idea de que son organizaciones subversivas, ante la evidencia de que degeneraron en ejércitos al servicio del narcotráfico y todo tipo de actividades ilícitas.

Lo que les está ofreciendo el Gobierno Nacional a las Farc y al ELN es lo que en el lenguaje común se conoce como un \”papayazo\”, una oportunidad única que si no aprovechan no volverán a tener, no sólo porque son organizaciones vistas como narcotraficantes y terroristas, y no como revolucionarias, sino porque el discurso en el que camuflan su supervivencia está mandado a recoger, es anacrónico y fue desvirtuado políticamente por la izquierda democrática.

Lo peor que les pudo pasar a las guerrillas, además de prostituir sus ideales con el narcotráfico, el secuestro y el terrorismo, fue la llegada al poder de ex guerrilleros que tuvieron el valor y la inteligencia de dejar las armas y lanzarse a la política, pues con la elección de ex militantes de grupos subversivos como congresistas, alcaldes y gobernadores, se demostró que en Colombia no es necesario matar para que se abran espacios de participación a quienes piensan diferente.

Así como las guerrillas deben saber que esta es su última oportunidad, el Estado colombiano, que sabe que ya no hay motivaciones políticas en estas organizaciones, debe tener claro que si estos grupos no se desmovilizan, no habrá argumentos para validar nuevos diálogos, y será la vía militar la única forma de confrontarlos, porque si no negocian y se desmovilizan ahora, quedarán convertidos sencillamente en bandas criminales.

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