El di谩logo debe primar, esta concertaci贸n no se puede volver un pulso pol铆tico.
Un acuerdo necesario para el salario m铆nimo
La discusi贸n sobre el salario m铆nimo del pr贸ximo a帽o no puede convertirse en una confrontaci贸n entre sectores, el pa铆s necesita que trabajadores, empresarios y gobierno lleguen a la mesa con voluntad real de concertaci贸n.
El objetivo central es claro: mejorar el poder adquisitivo de los colombianos sin afectar la estabilidad del empleo ni la sostenibilidad del aparato productivo.
Un aumento responsable puede fortalecer la econom铆a interna, mientras que una decisi贸n improvisada puede traducirse en cierres empresariales, informalidad y p茅rdida de puestos de trabajo.
El anuncio del ministro del Interior, Armando Benedetti, anticip贸 el debate. Propuso un salario de $1.800.000 antes del inicio formal de la negociaci贸n.
Su declaraci贸n gener贸 entusiasmo en algunos sectores sindicales, que consideran necesaria una correcci贸n que favorezca a los hogares trabajadores.
Sin embargo, tambi茅n despert贸 preocupaci贸n en los gremios empresariales, que advierten riesgos inflacionarios y disminuci贸n de competitividad.
Esta tensi贸n evidencia la importancia de respetar los tiempos y reglas definidos por la Ley 278 de 1996, que plantea una discusi贸n basada en criterios t茅cnicos como inflaci贸n, productividad y crecimiento del PIB.
La negociaci贸n del salario m铆nimo no debe ser escenario para descalificaciones o enfrentamientos ideol贸gicos. Colombia necesita construir confianza entre quienes producen y quienes trabajan.
El consumo interno se dinamiza con ingresos dignos, pero el empleo formal se sostiene con empresas estables y viables. Por eso, la b煤squeda del equilibrio es fundamental.
Un acuerdo logrado en la mesa enviar铆a un mensaje de madurez institucional y compromiso colectivo.
El pa铆s requiere decisiones responsables, no anuncios anticipados ni presiones medi谩ticas. Que el salario m铆nimo sea un punto de encuentro, no puede convertirse en una bandera de divisi贸n.