Ejército: cuidado con las instrucciones

El país debe hacer el máximo esfuerzo para que los falsos positivos no se repitan.

La información publicada por el periódico The New York Times, que advierte sobre una instrucción interna del Ejército de Colombia, en la que se pide a los comandantes aumentar las “afectaciones” (presentaciones voluntarias, capturas y muertes en el desarrollo de operaciones militares), no debe ser subestimada ni tampoco satanizada, por el contrario, debe tomarse como una alerta oportuna para que al interior de las Fuerzas Armadas se adopten medidas que impidan que los falsos positivos regresen.

Es claro que la instrucción del Ejército no es acudir a la captura y ejecución de inocentes para ser presentados como miembros de la guerrilla o de los grupos armados organizados, pero preocupa que la presión por resultados pueda llevar a unidades militares a actuar con tal ligereza que se ponga en riesgo a los civiles.

Con los falsos positivos ocurrió algo así. Ni el Gobierno de entonces ni el Comando de las Fuerzas Militares ordenaron matar civiles para presentarlos como guerrilleros muertos en combate, pero los premios en tiempo libre y dinero para quienes dieran de baja a subversivos, llevaron a que mi-litares inescrupulosos, que actuaron por cuenta propia, así lo hicieran.

Con este antecedente, se entiende que haya alarma ante una instrucción como la revelada por The New York Times.

Y así como no se debe satanizar a los medios que dan a conocer esta información, tampoco se debe satanizar al Ejército. El ELN, las disidencias de las Farc y los grupos armados organizados son amenazas que se deben enfrentar con contundencia; por ello la petición de que las tropas actúen con máxima cautela, para evitar incidentes con civiles, no puede entenderse como un llamado a que se replieguen.

Hay que acompañar al Ejército, pero pedirles a los comandantes que sean precisos en las instrucciones, para evitar que haya interpretaciones que lleven a situaciones que lamentar.