El alumbrado vale la pena

martes 9 de octubre, 2012

Hay inversiones cuyos resultados, por ser inmateriales, pueden parecer irrelevantes, pero en verdad representan intangibles de gran valor, como todas aquellas destinadas a construir mejores ciudadanos a través de procesos que le permitan a la gente crear identidad con su ciudad, apropiarse de los espacios y participar, en otras palabras, inversiones que generan inclusión.

En ciudades como Cali, con diferencias sociales abismales, donde los estratos bajos y medios representan más de las tres cuartas partes de la población, los procesos de inclusión son necesarios para derribar esas barreras invisibles que imposibilitan la unión y que estimulan fraccionamientos que nada bueno traen.

Por eso sorprende la decisión de la Alcaldía de Cali de no realizar este diciembre el tradicional alumbrado navideño, pues en los últimos años la instalación de estas luces dejó de ser un simple factor decorativo para convertirse en un proyecto que entusiasmaba a la ciudad y que posibilitaba el regreso de las familias caleñas a los espacios públicos y el encuentro de los ciudadanos sin distingos sociales alrededor de las figuras luminosas.

Al valor social del alumbrado navideño hay que sumar el económico, pues la preparación, instalación y cuidado de las figuras y las luces generan cada año trabajo formal para al menos 800 personas, y representa también una oportunidad de ingresos para mínimo otras 500 que aprovechan la gran afluencia de público para instalar ventas. Por insignificante que pueda parecer, a fin de año y en una ciudad como Cali, con un desempleo del 13.7%, hará falta el trabajo que gene-raba la iluminación decembrina.

Más allá de posibles impedimentos legales para invertir en el alumbrado navideño, la administración municipal, sobre todo ésta, que tiene buen recibo en el sector privado, debería buscar alternativas financieras para no dejar a los caleños sin este espacio de encuentro que tanta vida le da a la ciudad a fin de año.

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