El ejemplo de Medellín
El próximo 9 de septiembre se firmará en Medellín el Gran pacto de la innovación, un compromiso entre instituciones públicas y privadas de la capital antioqueña que busca sumar los recursos necesarios para convertir a la ciudad en la número uno de Latinoamérica en ciencia y tecnología en el año 2021.
En esta ambiciosa meta se viene trabajando desde el año 2009, cuando el entonces alcalde Alonso Salazar creó Ruta N, una corporación pública encaminada a impulsar la economía del conocimiento y generar en la ciudad condiciones que favorezcan los negocios y el emprendimiento en materia de innovación, ciencia y tecnología.
En sus instalaciones, Ruta N tiene espacios destinados para las empresas interesadas en llegar a Medellín, a las cuales no solo les da oficina por dos años y les facilita los trámites para asentarse en la capital de Antioquia sino que les ayuda a tramitar créditos, todo con el propósito de generar inversión y empleo en la ciudad.
En lo que va de este proceso ya se ha logrado que firmas como Hewlett Packard, que estableció su centro global de servicios en esta ciudad, lleguen a Medellín. La meta más inmediata es que el año entrante Medellín invierta el 1% del PIB de Antioquia en innovación (actualmente destina el 0.75%) y que en el 2018 haya llegado al 2%. El índice nacional destinado a tan importante componente es del 0.58% del PIB.
Este ejemplo debe motivar una profunda reflexión en Cali, precisamente ahora que se discute el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, POT, para que la ciudad defina su vocación y trace un plan con metas a corto, mediano y largo plazo para atraer inversión que se traduzca en desarrollo y generación de empleo. Barranquilla y Cartagena, en el Caribe, están potencializando el tema logístico; Medellín se fue por el lado de la innovación; y las ciudades del eje cafetero por los call center. ¿Cuál es el diferencial al que le va a apostar Cali?