Este escuadrón está para intervenir en defensa de los derechos
El Esmad se queda
¿A quiénes les conviene que se acabe este escuadrón?
El desmonte de los Escuadrones Móviles Antidisturbios de la Policía Nacional, Esmad, se ha convertido en una obsesión para ciertos sectores.
En la mesa de diálogo de La Habana, los negociadores de las Farc fueron insistentes en el tema, por fortuna, y extrañamente, los representantes del gobierno de Juan Manuel Santos, que accedieron a tantas exigencias de la guerrilla, no transigieron en este punto.
Ahora se puso de nuevo sobre la mesa una solicitud para desmontar este escuadrón. Además de tierras y de que se les reconozca como autoridad ambiental, los voceros de las comunidades autóctonas incluyeron la eliminación del Esmad dentro de sus peticiones .
Según la definición que le da la propia Policía Nacional, el Esmad es :“la dependencia del Comando de Unidades Operativas Especiales, integrada por personal entrenado y capacitado, encargado del control de disturbios, multitudes, bloqueos acompañamiento a desalojos de espacios públicos o privados, que se presenten en zona urbana o rural del territorio nacional, con la eventual materialización de hechos terroristas y delincuenciales, para restablecer el ejercicio de los derechos y libertades públicas”.
¿Por qué a un ciudadano que no incurre en actividades delincuenciales le incomoda el Esmad? Por el contrario, este escuadrón está para intervenir en defensa de los derechos de las mayorías cuando se presentan disturbios, bloqueos o hechos que las ponen en riesgo.
En el caso de los bloqueos a la carretera Panamericana en el Cauca, la presencia del Esmad está más que justificada, pues el taponamiento de la vía, además de ser un hecho ilegal, vulnera derechos de miles de personas.
Si algún miembro del Esmad comete excesos en sus funciones, deberá responder por ello, pero quienes incurren en acciones que ameritan la presencia de este escuadrón y que lo provocan lanzando piedras, otros objetos y hasta explosivos no tienen autoridad moral para pedir convenientemente que lo desmonten.