Las decisiones del gobierno del presidente Gustavo Petro generan dudas sobre el futuro de la educación.
¿En manos de quién está la educación en Colombia?
El estado de la educación en Colombia bajo el gobierno del presidente Gustavo Petro genera serias preocupaciones.
A los problemas de financiación del Icetex, que amenazan con dejar sin matrícula a miles de estudiantes universitarios, se suma un liderazgo cuestionable en el ministerio de Educación.
La designación de Daniel Rojas como ministro ha sido objeto de polémica desde el primer momento, no solo por su falta de experiencia en el ámbito educativo, sino también por actitudes irrespetuosas y misóginas en redes sociales antes de asumir el cargo.
Rojas llegó al Ministerio, pese a tener un discurso que relativiza la importancia de pilares fundamentales del conocimiento, como las matemáticas, al afirmar que no son necesarias para entender la economía, algo que no solo subestima el rigor académico, sino que también envía un mensaje equivocado a los estudiantes y al sistema educativo.
Por eso no sorprende la salida en falso de la representante Susana Boreal, del Pacto Histórico, la bancada del gobierno nacional en el Congreso, quien aseguró que obligar a un niño a asistir al colegio es una forma de violencia y adoctrinamiento.
Ante semejante desfachatez, la Sociedad Colombiana de Psiquiatría enfatizó que la escolarización no solo es clave para el aprendizaje formal, sino que constituye un factor protector para la salud mental y el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes.
Las aulas no solo transmiten conocimientos, sino que también fomentan habilidades sociales, pensamiento crítico y bienestar emocional.
En un país con altos índices de violencia y exclusión social, deslegitimar la obligatoriedad escolar no solo es irresponsable, sino peligroso.
La gestión administrativa, académica y financiera de la educación en Colombia parece estar marcada por decisiones ideológicas y una preocupante falta de criterio técnico.