Las autoridades fallaron al dejar libre a un agresor sexual, ¿por qué ocurre esto?
Fallas que favorecen a los violadores
El crimen cometido por Brayan Campo, confeso violador y asesino de la niña Sofía Delgado, es una tragedia que pudo haberse evitado si las autoridades hubieran actuado con contundencia cuando se presentó la primera denuncia en su contra.
Este sujeto, condenado ahora por un abuso cometido en 2018, nunca debió estar en libertad.
De haber sido capturado y procesado a tiempo, Sofía seguiría con vida.
Las fallas en el manejo de estos casos son evidentes.
¿Cómo es posible que un agresor sexual conocido estuviera libre mientras se adelantaba la investigación? Los delitos sexuales no pueden tratarse con permisividad.
Estos criminales reinciden porque su comportamiento es incontrolable, y cada vez sus ataques son más graves.
El caso de Campo lo demuestra: pasó de ser un abusador a un asesino.
Es necesario revisar los mecanismos de control y sanción contra este tipo de agresores.
Se debe considerar la implementación de listas de ofensores sexuales públicas y la aplicación de medidas más estrictas que eviten que estos depredadores vuelvan a cometer crímenes.
Opciones como la castración química, que en otros países se ha utilizado para neutralizar el riesgo de reincidencia, deben ser discutidas en el país con seriedad.
La sociedad no puede seguir siendo indiferente ante el avance de este tipo de delitos.
La ley debe ajustarse para castigar con mayor severidad estos crímenes y garantizar que ningún otro niño o niña sea víctima de la impunidad.
La justicia debe enfocarse en garantizar la seguridad de los niños, no en dar segundas oportunidades a quienes han demostrado ser un peligro para la sociedad.
Sofía Delgado debería estar viva, y su caso debe marcar un punto de inflexión para que la impunidad no siga costando vidas inocentes.