Fronteras invisibles

domingo 6 de julio, 2014

Este fenómeno es el resumen de todos los males de la violencia urbana.

Las muertes atribuidas a las fronteras invisibles (personas asesinadas por cruzar límites imaginarios) se han vuelto noticia cotidiana en Colombia.

En ciudades como Cali este fenómeno se ha convertido en el principal factor de muertes violentas en la población juvenil, sin contar todas las alteraciones que ocasiona en las comunidades que se ven obligadas a restringir sus desplazamientos; en Medellín, por ejemplo, se reporta un alto grado de deserción escolar en los barrios afectados por este problema, porque a niños y jóvenes se les prohíbe pasar de un barrio a otro.

Es un asunto complejo que tiene tres componentes: pobreza, pandillas y microtráfico.

Tras cada frontera invisible hay una pandilla que busca controlar el negocio de la venta de droga en una cuadra o en un parque. Lo grave del asunto es que donde termina el control de uno de estos grupos empieza el de otro, y así sucesivamente, hasta comunas enteras quedan repartidas entre “parches” que determinan quién entra y quién sale.

Las fronteras invisibles constituyen uno de los fenómenos surgidos de la mutación de la violencia en Colombia y, por lo tanto, el Estado debe definir una nueva estrategia para afrontarlo que vaya más allá de lo policivo, pues si bien las autoridades dan frecuentes resultados contra las pandillas, las condiciones de marginalidad e inequidad de las zonas en las que se presentan estos grupos hacen que siempre haya un joven disponible para tomar el lugar de un pandillero capturado o muerto.

En ese contexto vale la pena analizar la propuesta de crear el Ministerio de la Seguridad Ciudadana que pueda atender de manera puntual con recursos de la Nación estos nuevos fenómenos de violencia urbana que han desbordado la capacidad de las autoridades locales y que amenazan con seguir socavando la tranquilidad en las ciudades.

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