Hay que hablar de la eutanasia
Este es un debate que debe darse a partir del derecho y la ciencia médica, nada más.
La muerte mediante suicidio asistido de Brittany Maynard revivió el debate mundial sobre la eutanasia, al cual Colombia no es ajena, pues en el país se promueve un proyecto de ley para reglamentar esta práctica que consiste en acelerar la muerte de un paciente desahuciado para evitarle el sufrimiento de una larga agonía.
El senador Armando Benedetti, del Partido de la U, radicó un proyecto de ley que reglamenta el suicidio asistido en Colombia para personas con enfermedades similares a la de la joven estadounidense de 29 años de edad, que padecía un cáncer cerebral incurable.
Se trata de un tema complejo, que divide a la opinión pública y en el que se comete el error de involucrar consideraciones religiosas, cuando se trata de un debate que debe darse exclusivamente desde dos ópticas: la legal y la médica.
La eutanasia está asociada al final de la vida sin sufrimiento, y así como Brittany Maynard decidió adelantar su muerte para evitar los intensos dolores de la fase final de la enfermedad que padecía, ante la noticia de su decisión hubo otros pacientes terminales que se pronunciaron en contra de la eutanasia y se declararon dispuestos a padecer el sufrimiento de la agonía.
Esto sugiere que la decisión de acelerar la muerte debe reconocerse como un derecho individual de los enfermos terminales, hacia allá debería apuntar la ley, a respetar la determinación que tomen las personas desahuciadas, pues finalmente son ellas quienes afrontarán el doloroso desenlace de una muerte anticipada o los sufrimientos del lento deterioro de la agonía.
Que tengan presente los congresistas que Colombia es un país laico en el que no se puede imponer un dogma sobre la muerte, que en el caso de los pacientes desahuciados debe corresponder a una decisión autónoma.