La constituyente de Chávez, el peor error de Venezuela

Este domingo 28 de julio, Venezuela enfrenta una oportunidad crucial: la posibilidad de poner fin a un régimen que, bajo la fachada de una “dictadura democrática”, ha mantenido su dominio durante 25 años.

Este régimen, consolidado por Hugo Chávez, inició su camino con la convocatoria de una asamblea constituyente que resultó ser el cimiento de la actual crisis política y económica del país.

El grave error de Venezuela comenzó con la decisión de permitir que Chávez redactara una nueva constitución en 1999.

Este documento, presentado como una ampliación de los derechos democráticos, fue en realidad una herramienta para consolidar el poder del chavismo.

Entre los cambios introducidos se incluyeron la posibilidad de la reelección presidencial y la creación de nuevos poderes como el Poder Ciudadano y el Poder Electoral, que en la práctica debilitaron las instituciones democráticas existentes y reforzaron el control del Estado por parte del régimen.

Las consecuencias de esta decisión fueron devastadoras. La economía venezolana, que ya enfrentaba desafíos, se hundió en una crisis sin precedentes.

Las políticas de nacionalización y control económico, sumadas a una dependencia excesiva del petróleo, llevaron al país a una recesión prolongada, hiperinflación y un aumento alarmante de la pobreza.

Este escenario prueba que las democracias no pueden permitirse caer en las trampas de caudillos mesiánicos que buscan perpetuarse en el poder.

Una asamblea constituyente no puede ser una herramienta para que un líder moldee el sistema a su medida.

Venezuela es un doloroso ejemplo que muestra que permitir que un presidente en funciones modifique la constitución según sus intereses personales, pone en riesgo la separación de poderes, las libertades políticas y la economía de un país.

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