Los comportamientos agresivos son cada vez más comunes en la ciudad, eso hay que cambiarlo
La cultura de la violencia en Cali
Esta semana otra vez se presentó un ataque contra un bus del MIO. Al igual que en todos los anteriores, un motociclista invasor del carril exclusivo del sistema arremetió contra el vehículo de transporte público, le quebró un parabrisas y huyó.
Ante la presión de las autoridades, que ofrecieron una recompensa para quien diera información sobre su identidad y paradero, el sujeto se entregó.
Lamentablemente, esta se ha vuelto una historia repetitiva en Cali, no sólo en lo referente a los ataques contra el MIO, sino por todo tipo de manifestaciones de agresividad que reflejan cómo nuestra ciudad está tomada por la cultura de la violencia.
¿En qué momento se validó que una persona que viola las normas de tránsito, como los que invaden los carriles exclusivos del MIO, agreda a quien le llama la atención? Bajo esta misma lógica, en Cali también son frecuentes las agresiones a los guardas de tránsito y hay sectores a los que la Policía no se atreve a ingresar.
Claro que hay que sancionar a los “vivos” que estimulan el caos en la movilidad con el desconocimiento de las normas de tránsito y a quienes, además, agreden a los representantes de la autoridad, pero se requiere también un trabajo de fondo para acabar con esa cultura en la que aquellos ciudadanos que cumplen las normas son considerados “bobos”.
El respeto por el otro y el acatamiento de las normas de tránsito y de convivencia, en general, deben estar interiorizados en cada caleño. Por eso, en la ciudad no se pueden seguir justificando las vías de hecho, porque, a la larga, esto termina validando que se todo se haga a las malas.
Que muchos hubieran aplaudido lo que ocurrió aquí durante el estallido social tiene mucho que ver con el aumento de las conductas agresivas y el desconocimiento de la autoridad. Hay que parar eso ya.