Cali, noviembre 29 de 2024. Actualizado: viernes, noviembre 29, 2024 00:07

Ojalá el gobierno de Estados Unidos tenga la sensatez que no tuvo el gobierno colombiano al hacer esta petición.

La libertad de “Trinidad” es un despropósito

La libertad de “Trinidad” es un despropósito
Foto: Campaña en favor de "Simón Trinidad"
viernes 29 de noviembre, 2024

El pedido del gobierno del presidente Gustavo Petro para que Estados Unidos libere a Ricardo Palmera, alias “Simón Trinidad”, es una decisión que desafía la lógica de la justicia y el respeto a las víctimas.

Este exlíder de las Farc, condenado en 2008 a 60 años de prisión por su participación en el secuestro de tres estadounidenses, simboliza uno de los capítulos más oscuros del conflicto armado en Colombia, por lo que su liberación sería una burla para quienes sufrieron los crímenes perpetrados bajo su mando y enviaría un mensaje peligroso tanto a nivel nacional como internacional.

Más allá de lo que significa para las víctimas, esta petición pone en entredicho las prioridades del gobierno.

Después de 20 años preso en Estados Unidos, es cuestionable que “Simón Trinidad” pueda tener un papel efectivo en las gestiones de paz en Colombia.

Si los cabecillas de las Farc que lideraron el acuerdo de paz de 2016, muchos de ellos hoy en el Congreso, no lograron evitar la proliferación de disidencias, ¿Qué podría hacer “Trinidad” desde un contexto ajeno y sin contacto con la realidad del país? Esta solicitud parece diseñada exclusivamente para beneficiar a un criminal, no para buscar soluciones reales al conflicto armado.

Además, en términos diplomáticos, esta acción representa un riesgo.

Solicitar la libertad de un individuo condenado por delitos contra ciudadanos estadounidenses a dos meses de la posesión del presidente Donald Trump podría tensar las relaciones con Estados Unidos.

Este caso es otro ejemplo de los numerosos beneficios que el gobierno Petro ha otorgado a criminales bajo la excusa de buscar la paz.

Desde darles estatus de gestores hasta ceses “bilaterales” que solo benefician a los grupos ilegales, estas concesiones no le han servido al país.

La paz no se construye premiando a los criminales, sino fortaleciendo el Estado, protegiendo a las víctimas y garantizando justicia.

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