Las Farc quiere ocupar la curul del exguerrillero fugado
La silla vacía “de Santrich”
Se equivocan los voceros del partido Farc al pretender que, ante la ausencia de alias “Jesús Santrich”, se les permita ocupar, con otro militante de esa colectividad, la curul del exguerrillero fugado.
En el caso de “Santrich”, tal y como lo determinó la Presidencia de la Cámara de Representantes, debe aplicarse la figura de la silla vacía, establecida en el artículo 134 de la Constitución Política de Colombia.
La norma, que es muy clara, establece que “En ningún caso podrán ser reemplazados quienes sean condenados por delitos comunes relacionados con pertenencia, promoción o financiación a grupos armados ilegales o actividades de narcotráfico” o hayan “sido vinculados formalmente en Colombia a procesos penales por la comisión de tales delitos, ni las faltas temporales de aquellos contra quienes se profiera orden de captura dentro de los respectivos procesos”.
Vale la pena recordar que la silla vacía surgió en los tiempos de la parapolítica como un mecanismo de sanción a las colectividades que avalaron a candidatos al Congreso de la República que después fueron condenados por vínculos con autodefensas ilegales.
Esa norma está vigente y, por lo tanto, el partido Farc, al igual que todos los partidos, debe acogerse a ella. Aquí nadie le está quitando una curul a la colectividad que surgió de la guerrilla, simplemente un congresista de ese partido violó el ordenamiento jurídico y se deben aplicar las sanciones que contempla la ley.
Aquí hay que dejar claro que una cosa es el acuerdo de paz, que le otorgó diez curules por dos periodos al partido de las Farc, y otra cosa es la regulación legal que hay sobre las colectividades y los legisladores, a la cual quedaron supeditados los excabecillas guerrilleros al llegar al Congreso.