Liberación sin condiciones
Solo la entrega rápida de los secuestrados, sin exigencia de contraprestación alguna, puede salvar el proceso de paz.
La decisión que tomen las Farc, en cabeza de alias ‘Timochenko’, en el caso del general Rubén Darío Alzate, otros tres miembros del Ejército y una abogada civil secuestrados el pasado fin de semana en el Chocó, dirá mucho sobre las verdaderas intenciones del grupo armado ilegal en el proceso de paz que adelanta con el Gobierno nacional.
En el momento histórico en el que se encuentran los diálogos de La Habana, la guerrilla tiene que actuar con inteligencia si en verdad su intención es llegar a un acuerdo para ponerle fin al conflicto, y ese camino no es otro que la liberación inmediata de los secuestrados sin ningún tipo de condición ni la exigencia de contraprestación alguna.
Esta es la oportunidad de que las Farc aclaren dos temas que generan muchas dudas entre la opinión pública: primero, que su mando sí está unificado y, segundo, que pese a sus actuaciones contradictorias, sí están interesadas en la paz. Reeditar con el general Alzate y sus compañeros de cautiverio los dolorosos y largos secuestros que tanto repudio motivaron en los colombianos, confirmaría la tesis de quienes se oponen al proceso de paz con el argumento de que la guerrilla se está burlando del país.
El Gobierno nacional, por su parte, debe mantenerse en su posición de no reiniciar los diálogos hasta tanto las Farc liberen a los secuestrados y no debe acceder a ninguna contraprestación con el grupo armado a cambio de la entrega.
No se entendería que las Farc tiraran por la borda el proceso de negociación con un gobierno que les ha facilitado todo; por el contrario, deben actuar prontamente para evitar que el proceso se debilite aún más y acelerar las definiciones como muestra clara de su intención de paz.