El entusiasmo ciudadano impulsado por la COP16 debe ser aprovechado para transformar y fortalecer la ciudad.
Mantener el entusiasmo tras la COP16: un reto para Cali
La COP16 en Cali llegó a su fin, dejando un legado claro: el entusiasmo, el optimismo y la convicción de que la ciudad es capaz de organizar y albergar eventos de relevancia global.
La cumbre no solo puso a Cali en la agenda internacional por su biodiversidad, sino que también demostró que la sucursal del cielo tiene la capacidad de proyectar una imagen positiva y estimular el sentido de pertenencia entre sus ciudadanos.
Uno de los mayores aciertos fue haber llevado la Zona Verde a las calles, involucrando a la ciudadanía en una programación cultural y ambiental que resonó profundamente.
Miles de personas disfrutaron de esta área abierta, conectando con la biodiversidad a través de actividades recreativas y educativas.
La respuesta fue masiva.
Ahora, la gran tarea para Cali es mantener este ánimo y proyectarlo hacia adelante.
El éxito no debe ser efímero, sino una señal de lo que la ciudad puede seguir logrando con esfuerzo colectivo y planificación.
La lección de la COP16 es clara: los eventos deben extenderse más allá de los espacios cerrados, llevando el dinamismo a las calles y generando un ambiente de orden, seguridad y cuidado urbano que motive a los ciudadanos a apropiarse de su ciudad de manera positiva.
Este es el momento ideal para consolidar lo aprendido y garantizar que los logros obtenidos no se pierdan.
La limpieza, el orden y la seguridad no deben ser excepciones, sino la norma.
El legado de la COP16 no se mide solo en términos de resultados internacionales, sino en la energía positiva y el sentido de comunidad que se generó en la ciudad.
Aprovechar este impulso para consolidar un modelo de convivencia, cultura y sostenibilidad debe ser el gran objetivo.