Más que borrar la historia, es necesario no repetirla
Más allá del edificio Mónaco
¿Qué debe hacer Colombia para que los referentes de las nuevas generaciones no sean negativos?
Este viernes fue demolido, por orden de la Alcaldía de Medellín, el edificio Mónaco, tristemente célebre en la capital antioqueña por ser la residencia del narcotraficante y terrorista Pablo Escobar Gaviria.
La construcción se convirtió en un atractivo turístico al que llegaban visitantes nacionales y extranjeros, atraídos por la historia del criminal, para conocer el mítico sitio, mencionado en libros y series de televisión.
Cansado de que la ciudad sea identificada por un referente negativo y de que alrededor de la edificación se generara una especie de culto a un criminal, el alcalde Federico Gutiérrez decidió derribarla.
La gran pregunta es si acabar con el edificio Mónaco acabará también con el mito de Escobar y con la cultura mafiosa que tanto daño le ha hecho a Colombia, pues no se trata de un problema exclusivo de Medellín.
El país no puede creer que está borrando la historia con la demolición de un edificio, sencillamente porque el narcotráfico no es historia, es la triste realidad del presente colombiano.
Que los grandes capos estén muertos o presos, no quiere decir que se le haya puesto punto final al negocio de las drogas ilícitas y a la cadena de ilegalidad que de éste se desprende, por el contrario, el mal está vivo y, aunque, cambió, sigue siendo la principal causa de violencia que tenemos.
Por eso, para acabar con la cultura del narcotráfico se requieren acciones mucho más profundas que tumbar un edificio, hay que pensar qué se debe hacer para que el referente de las nuevas generaciones no sea un narcotraficante sino alguien que haya impactado la sociedad positivamente. Lo que se debe buscar, entonces, más que borrar la historia, es no repetirla.