Un solo quemado es inaceptable
Otra vez la pólvora
Este año la reducción de quemados debe ser histórica.
A pesar de que año con año se habla de la peligrosidad de la pólvora y se conocen casos de quemaduras, mutilaciones y hasta muertes por cuenta de la manipulación irresponsable de juegos pirotécnicos y detonantes, los colombianos no aprenden la lección.
Así como las advertencias, a través de campañas institucionales y medios de información son desatendidas por muchos, lo mismo ocurre con las restricciones a la venta de pólvora, pues aunque se expiden decretos para reglamentar este tema, en las calles se consiguen con facilidad desde luces de bengala hasta las populares y peligrosas culebras detonantes. Por un lado hay ciudadanos que ignoran las advertencias y por el otro autoridades que no hacen su trabajo como debe ser.
Desde hace varios días la Gobernación del Valle del Cauca asumió el liderazgo de la lucha contra la manipulación de la pólvora e invitó a los alcaldes de los 42 municipios del Departamento a restringir la venta de esto elementos, pues ésta es una facultad de las administraciones locales, pero a la fecha ni siquiera la mitad de los municipios ha tomado cartas en el asunto.
La quema de pólvora está arraigada culturalmente en nuestro pueblo, eso es lo que hace tan difícil que algunas personas renuncien a ella, y por esta razón es que tanto las campañas para desestimular su uso, como los operativos para impedir su comercialización deben ser prioritarios para las autoridades.
Si bien la cifras de quemados han disminuido en comparación con lo que ocurría una década atrás, un solo quemado debe ser suficiente para avergonzar a una ciudad.
En diciembre de 2017 hubo 538 lesionados con pólvora en todo el país, ojalá este año el balance sea mejor y Cali y el Valle aporten a esa disminución.