Utilizar nombres que evocan la fuerza y la violencia para lugares de Cali crea tensiones y alimenta divisiones dañinas

¿Para qué rebautizar los sitios públicos?

miércoles 30 de junio, 2021

Después de lo vivido durante el paro, cuando la violencia, el vandalismo y el enfrentamiento entre ciudadanos llevó a Cali a una de las situaciones más complejas de orden público que haya afrontado, es necesario procurar un clima de reconciliación y de encuentro entre todos, propósito en el que poco ayuda que se pretenda cambiar los nombres de ciertos puntos de la ciudad, en los que se concentraron los bloqueos y los disturbios, y que ahora buscan identificar con palabras que evocan la confrontación.

Si de cambiar los nombres se trata, para resignificar ciertos espacios, se debe apelar a palabras que conciten la unidad y que no generen rechazo en uno u otro sector de la ciudad.

Además, rebautizar un lugar público, debe ser el resultado de un proceso de ciudad, no la imposición de algunos, porque hecho así sugiere una limitación territorial que no es buena, más en una ciudad históricamente afectada por fronteras invisibles y que vio cómo, en los días más complejos del paro, los sitios a los que se les pretende cambiar el nombre fueron convertidos en repúblicas independientes en las que no operaban las autoridades y eran particulares los que determinaban quién podía pasar y quien no.

En ese sentido, los ciudadanos deben cuidarse de utilizar nombres que evocan la fuerza y la violencia para referirse a los espacios públicos, pues las palabras tienen poder en la construcción de imaginarios, y lo peor que le podría pasar a Cali es que, con la denominación de ciertos lugares, quede atrapada en un lenguaje que refuerce la idea de una ciudad en permanente guerra.

En medio de tanta tensión, lo mejor es cuidarse de acciones que profundicen las divisiones dentro de la ciudad, pues, por el contrario, necesitamos superarlas.

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