Paz: qué, cuándo y cómo
Más que definir tiempos, lo que requiere el proceso de paz es lograr consensos en los temas álgidos.
Las visiones del expresidente Álvaro Uribe Vélez y el presidente Juan Manuel Santos frente al proceso de paz son contrapuestas hasta en los tiempos.
El pasado fin de semana el senador del Centro Democrático propuso prolongar los diálogos con las Farc para evitar acuerdos que puedan ser dañinos, y ayer el jefe de Estado respondió que cuanto más pronto se firme con la guerrilla, mejor, porque se ahorrarán más vidas.
Ante esta nueva contraposición hay que decir que ni lo uno ni lo otro garantiza un buen acuerdo entre el Gobierno y las Farc. Más que el cuando, lo que debe definirse es el qué y el cómo en aspectos tan álgidos como el de la justicia, pues si no hay un entendimiento en este punto, que es fundamental, para qué desgastarse en un debate sobre la duración de los diálogos.
En su más reciente informe la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en referencia al proceso de paz con las Farc, reiteró que no se puede aplicar amnistía para el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y otras violaciones graves a los derechos humanos, y propuso un mínimo de cuatro años de cárcel para los guerrilleros responsables de este tipo de delitos.
Es claro que la sociedad colombiana no quiere impunidad, tampoco la comunidad internacial, y mientras no esté clara la aplicación de la justicia, no se podrá avanzar en el proceso de paz. Por eso es fundamental que los cabecillas de las Farc, que insisten en no pagar ni un solo día de cárcel, digan de una vez por todas si no aceptarán ni siquiera una pena generosa. Si la respuesta sigue siendo negativa, no tendría ningún sentido mantener los diálogos.