Colombia no puede asumir como suya la defensa de un dictador vecino.

El Ejército de Colombia no es para cuidar a Maduro

Foto: Presidencia de Colombia
viernes 15 de agosto, 2025

Resulta profundamente preocupante que, después de que el presidente Gustavo Petro ofreciera apoyo de las Fuerzas Militares de Colombia a Nicolás Maduro ante la posibilidad de una operación militar de Estados Unidos, el mandatario venezolano proponga ahora integrar los ejércitos de ambos países.

Una idea que, por sus implicaciones políticas y estratégicas, es inaceptable.

Este escenario nace de la equivocada postura de Petro, quien más allá de sus afinidades ideológicas con Maduro, debe entender que la suerte judicial del líder venezolano y sus conflictos internacionales no son ni deben ser responsabilidad de Colombia.

Mucho menos cuando se trata de un gobernante ilegítimo, que se aferró al poder tras robarse las elecciones ante los ojos del mundo.

Colombia atraviesa una crisis de seguridad interna, con un conflicto armado que persiste y un aumento de la criminalidad en varias regiones.

En este contexto, asignar a la fuerza pública la tarea de proteger a un mandatario acusado de narcotráfico, por cuya captura Estados Unidos ofrece una recompensa de cincuenta millones de dólares, es un despropósito.

Venezuela no es un problema de Colombia, así como probablemente tampoco debería serlo de Estados Unidos.

La injerencia extranjera siempre será discutible, pero la prioridad de nuestro país debe ser proteger a los colombianos, no a Maduro.

Cada nación debe resolver sus asuntos internamente y acudir a instancias internacionales legítimas como la ONU o la Corte Penal Internacional cuando corresponda.

Pretender fusionar las fuerzas militares de Colombia con las de Venezuela sería no solo una afrenta a la autonomía nacional, sino también una peligrosa asociación con un régimen cuestionado por violaciones a los derechos humanos y corrupción.


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