Petro está llevando la polarización al extremo al invocar la confrontación como camino hacia su consulta popular

¿Libertad o muerte? Un mensaje peligroso

Foto: Presidencia de Colombia
lunes 5 de mayo, 2025

El discurso del presidente Gustavo Petro en la Plaza de Bolívar durante la manifestación del primero de mayo marcó un preocupante punto de quiebre en el tono del mandatario.

Más que convocar al debate, eligió la arenga, el símbolo incendiario y el mensaje entre líneas que amenaza la estabilidad democrática del país.

Al invocar la frase “libertad o muerte”, Petro revivió un lenguaje anacrónico y profundamente polarizante, incompatible con el rol de un jefe de Estado en democracia.

No es menor que el presidente insista en revocar al Congreso si no aprueba la convocatoria de su consulta popular; no es menor que sugiera, siquiera en tono de broma, quedarse amarrado a la silla presidencial, ni que utilice la espada de Bolívar como gesto simbólico para encender una plaza, esas no son señales de un demócrata.

Son advertencias disfrazadas de épica, que buscan deslegitimar a quienes se atreven a contradecirlo.

Peor aún, lo dicho por Petro en la plaza se suma a una constante peligrosa: convertir a todo aquel que lo contradice en “enemigo del pueblo”.

Lo ha hecho con la Corte Constitucional, con el Consejo de Estado, con el Congreso y ahora con cualquier ciudadano que no se alinee con su agenda.

Este lenguaje socava el sistema de pesos y contrapesos y debilita la convivencia que sostiene a la democracia.

¿Es esta una estrategia calculada? ¿Busca Petro repetir la fórmula que le sirvió en 2022, polarizar al país para capitalizar electoralmente esa fractura? Todo lo indica, pero hacerlo desde la Presidencia es irresponsable y profundamente riesgoso.

La democracia no es un obstáculo que deba ser vencido con arengas callejeras, sino una conquista que exige respeto, mesura y garantías para todos, incluso para quienes piensan diferente.


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