¿Qué pasó en Llano Verde?

Pasada una semana de la masacre de cinco menores de edad en el oriente de Cali, es necesario que las autoridades judiciales intensifiquen las labores encamidadas a determinar los móviles del múltiple crimen y a identificar y dar captura a sus autores. Si bien toda muerte violenta importa y debe esclareserse, un caso como éste, por el número de víctimas y por la edad de las mismas, cobra especial valor, y dejarlo en la impunidad, como ocurre con la mayoría de los asesinatos en Colombia, sentaría un nefasto precente.

Además de lo que implica para las familias de las víctimas, cuando este tipo de casos no se resuelven hay otros efectos sociales, como el descrédito que le ocasiona a la institucionalidad, por la incapacidad de resolverlo, que da lugar a toda serie de rumores que alimentan la desconfianza de la ciudadanía en las autoridades y que, además, dan paso a todo tipo de hipótesis sin confirmar que revictimizan a las familias y hasta dan pie para que se haga política con su sufrimiento.

Los crímenes que no se resuelven son interpretados según la lógica y la conveniencia de cada quien. Basta ver cómo en el caso de los cinco jóvenes de Llano Verde se ha difundido todo tipo de versiones a través de las redes sociales, unas que justifican su injustificable muerte y otras que señalan responsables. Todas ellas sin que se aporte prueba alguna.

De la pronta resolución de este caso, entonces, depende que se haga justicia, que las familias y la sociedad conozcan la verdad, que se envíe un mensaje contundente a la crimilidad y que se le devuelva la esperanza a la ciudadanía frente a unas autoridades con baja credibilidad en lo que tiene que ver con la defensa de la vida y el castigo a los delincuentes.

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