Lo que viene para la salud de los colombianos es grave
Reforma a la salud a las malas
La propuesta de reforma a la salud promovida por el gobierno del presidente Gustavo Petro genera justificadas preocupaciones sobre el futuro del sistema de salud en Colombia, pues al estatizarlo, se corre el riesgo de volver a prácticas perjudiciales que ya se vivieron con el Seguro Social, donde la atención médica estaba marcada por la polítiquería y la corrupción.
La situación actual, con la asfixia a las EPS, parece ser una estrategia para debilitarlas y ganar respaldo popular para su eventual eliminación.
Al gobierno le conviene que las prestadoras de salud funcionen mal, para que, ante la insatisfacción por el servicio, los usuarios apoyen una reforma cuyas profundidades desconocen.
Armando Montenegro, exdirector de Planeación, advirtió en su columna de El Espectador sobre el inminente colapso del sistema de salud. La fase terminal iniciaría con el agotamiento de las reservas técnicas de las EPS debido a deudas y desfinanciamiento, llevando a una consolidación de un monopolio estatal controlado por la Nueva EPS.
Es claro que esta entidad prestadora de salud estatal no cuenta con la capacidad para gestionar un sistema de salud eficiente una vez las EPS privadas cierren, ya sea porque se apruebe la reforma o porque terminen asfixiadas por el no pago de las deudas del Estado.
En ese sentido, el escenario previsto para 2025-2026 apunta hacia un colapso del sistema de salud que llevaría a una atención deficiente y el colapso del sistema actual.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, resaltó el peligro de cerrar las EPS más grandes, ya que 3,2 millones de personas pasarían a depender de la Nueva EPS, que claramente no está preparada para manejar esa carga.