Cuando se avance en el proceso de vacunación, debe exigirse un certificado de inmunización para permitir el ingreso a ciertos espacios.
Sin vacuna, no hay ingreso
Tanto en Estados Unidos como en Europa se trabaja en el desarrollo de aplicaciones para teléfonos móviles que harán las veces de pasaporte para certificar que una persona ya fue vacunada contra el covid-19. En resumen, esta especie de documento digital permitirá determinar si un ciudadano es apto para ingresar a determinados países, a sitios cerrados, como bares, y a eventos públicos. La aprobación dependerá de estar o no inmunizado contra el nuevo coronavirus.
En Colombia, aunque la vacunación apenas se acerca al 4% de la población, bien vale la pena que las autoridades vayan pensando en un mecanismo igual, pues resulta una forma eficiente de estimular la vacunación, ante la terca y desinformada posición de muchas personas, y, al mismo tiempo de proteger a quienes aún no han sido inmunizados.
Cuando se alcance un porcentaje significativo de vacunación, la exigencia del pasaporte permitiría reactivar aquellos sectores de la economía que hoy están con horarios y aforos restringidos, como los del entretenimiento nocturno, o que, incluso, continúan cerrados, pues al permitir el ingreso únicamente de personas inmunizadas, se tendrá la certeza de que no serán focos de contagio.
Desde luego, el pasaporte digital debe ser un desarrollo tecnológico blindado contra las falsificaciones, para evitar que personas irresponsables que no se hayan vacunado, ya sea porque no quieren hacerlo o porque aún no ha sido su turno, lo falsifiquen para colarse en espacios bioseguros, poniendo en riesgo a los demás.
La vacunación debe estar acompañada por estrategias que refuercen su efectividad, y la exigencia de un pasaporte sanitario puede contribuir mucho en ese sentido.