Un gobierno ineficiente

La reciente protesta de más de 2000 campesinos que tomaron las instalaciones de la Agencia Nacional de Tierras en Bogotá pone en evidencia un problema crónico en el gobierno del presidente Gustavo Petro: la ineficiencia administrativa.

Estos campesinos, provenientes de 27 departamentos exigen el cumplimiento de acuerdos previos que, hasta ahora, han sido ignorados.

A pesar de las promesas hechas en campaña, el gobierno no ha sido capaz de contratar un número suficiente de funcionarios para agilizar los procesos de entrega de tierras.

El año pasado, la ANT solo ejecutó el 33% de su presupuesto, devolviendo el 67% restante por incapacidad de gestión.

Este año, a 8 de julio, apenas han ejecutado el 20% de su presupuesto, según señaló Nilson Antonio Liz, representante de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia, Anuc.

La ineficiencia del gobierno Petro no solo afecta a los campesinos, quienes fueron un pilar fundamental en su elección, sino también a la credibilidad de su administración.

Promesas irresponsables y una ejecución administrativa deficiente son una combinación peligrosa que amenaza con desestabilizar no solo al sector agrario.

Más allá del discurso progresista y las buenas intenciones, se requiere una gestión eficiente y resultados concretos.

Este caso no es aislado. El gobierno de Gustavo Petro reconoció este viernes que el tren elevado de Buenaventura a Barranquilla, una de sus propuestas más ambiciosas en campaña, es inviable debido a sus altos costos de operación.

Esta es una muestra clara de las promesas populistas que se hicieron durante la campaña sin un análisis realista de su factibilidad.

Además, los recientes cambios de gabinete, que han llenado el gobierno de activistas más centrados en la ideología que en la experiencia técnica, agravan la situación.

Un gobierno efectivo necesita funcionarios de alto perfil, con conocimientos técnicos y experiencia, no solo entusiasmo y buenas intenciones.

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