Los monumentos nacionales deben representar valores colectivos y unir a la sociedad, no profundizar las divisiones y reabrir heridas históricas sin sanar.
Un monumento nacional debe ser factor de unión
El anuncio del ministro de Cultura, Juan David Correa, sobre el inicio del proceso para declarar como Patrimonio Nacional el monumento a la resistencia en Cali reavivó una polémica que no ha terminado de cicatrizar.
Para algunos, esta estructura, ubicada en Puerto Rellena, representa un símbolo de lucha social, mientras que para otros es un recordatorio del caos y la violencia del estallido social de 2021.
Pero, ¿qué implica realmente otorgarle esta categoría a un monumento?
Los monumentos nacionales están destinados a representar valores colectivos y a simbolizar lo que somos como sociedad.
En Colombia, muchos de estos sitios, como la Ciudad Amurallada de Cartagena, el Santuario de Las Lajas en Ipiales, el Parque Arqueológico de San Agustín o el Puente de Boyacá, se han ganado su lugar en la memoria nacional por su capacidad de evocar el sentido de pertenencia por el país.
A lo largo del tiempo, estos monumentos han dejado atrás sus contextos históricos particulares para cobrar un significado amplio y positivo para todos los colombianos.
Por ello, en el caso de la mano de la resistencia, se debería reflexionar sobre si este monumento puede representar un símbolo de unidad para la ciudad y el país, algo fundamental para ser declarado patrimonio.
¿Por qué no buscar la construcción de un monumento que realmente integre a todos los ciudadanos? La imposición de un símbolo que no goza de un consenso amplio es un riesgo, ya que puede reabrir heridas que aún no han sanado.
Cali ha hecho grandes esfuerzos por superar las divisiones y el dolor posparo, y un monumento nacional debería contribuir a este objetivo, no ser un motivo de nueva controversia.
La declaratoria de un patrimonio debe estar por encima de las ideologías y trascender.
En ese sentido, el gobierno nacional debe escuchar todas las voces y promover símbolos que nos unan, no que profundicen las diferencias.