Nada justifica que el conductor de un automotor arolle intencionalmente a otro actor vial
Violencia en las vías
Durante este puente festivo se conocieron tres casos que muestran claramente el peligro que corren los ciclistas en las vías colombianas por cuenta de la imprudencia, la irresponsabilidad e incluso la agresividad de muchos conductores. En Chía un ciclista murió al ser arrollado por un furgón y en el Valle del Cauca un deportista que iba en bicicleta terminó en cuidados intensivos luego de ser atropellado por un automóvil, en ambos casos los conductores huyeron, mientras que a través de un video se conoció un caso ocurrido en Medellín donde el conductor de un taxi lanzó intencionalmente su vehículo contra un ciclista.
Además de sancionar con el máximo rigor que la ley permita a estos tres conductores, es fundamental revisar el fondo de estos casos, pues si bien son hechos aislados en el tiempo y en el espacio, reflejan un problema colectivo, pues muchos conductores o no son conscientes o no reconocen la responsabilidad que les asiste al volante frente a los actores viales más desprotegidos.
Si bien unos hechos son premeditados y otros no, tanto los unos como los otros son evitables si quien conduce lo hace con prudencia, con respeto de las normas de tránsito, con velocidad moderada y, sobre todo, con el convencimiento de que debe conducir a la defensiva, es decir, adelantarse a la conducta de otros y prevenir accidentes, pues hay quienes tratan de justificar este tipo de casos alegando imprudencia por parte de ciclistas, motociclistas y peatones.
Claro, a todos los actores viales hay que pedirles prudencia y responsabilidad, algunos ciclistas y motociclistas conducen en contravía o invaden andenes o no acatan las señales, hay que trabajar para corregir esas conductas y ejercer un mayor control, pero nada puede justificar que se les agreda y ponga en riesgo sus vidas.