¿Y los gestos de paz qué?

Resulta incomprensible que a estas alturas de la historia el ELN insista en la violencia y declare un “paro armado”, cuando lo que el país espera de esta guerrilla, desde hace mucho tiempo, son muestras palpables de la voluntad de paz que pregona.

Si las conversaciones con este grupo armado ilegal no se han dado es por decisión de sus propios cabecillas. Las exigencias del Gobierno Nacional para dialogar son sencillas y lógicas: liberar a los secuestrados y acabar con el reclutamiento de menores de edad, pero el ELN se ha negado a ello. Cualquier acercamiento en las actuales condiciones, sería validar esos métodos perversos. Ya Colombia conoce los resultados de las negociaciones hechas en esos términos.

Por eso ahora que el grupo armado ilegal recurre nuevamente a la declaración de un “paro armado” como mecanismo de presión, el país no puede doblegarse por temor ni exigirle al Gobierno que acepte las condiciones del ELN; al contrario, la opinión pública debe rechazar el proceder de la guerrilla y manifestar total rechazo a su estrategia violenta.

El Gobierno Nacional, por su parte, debe tomar las medidas necesarias para que el impacto de las acciones que emprenda el ELN a partir del 14 de este mes tengan la menor repercusión posible. Lamentablemente la guerrilla tiene a su favor la sorpresa del terrorismo, y al Estado le resultará imposible controlar la totalidad del territorio nacional.

¿Cómo cuidar, por ejemplo, los 780 kilómetros del oleoducto Caño Limón – Coveñas, para evitar las acostumbradas voladuras que perpetra esta guerrilla generando contaminación y destruyendo la riqueza del país?
Los colombianos deben cerrar filas para rechazar la violencia y exigirle a la guerrilla gestos reales de paz.

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