La ley del revólver
Los Estados Unidos no han dejado de ser lo que terminaron mitificando en las películas del oeste: un país donde rige la ley del revólver. Pueden tener focos de investigación y civilidad como Harvard y tantas otras universidades de prestigio científico y académico ,pero es un país donde no han podido derogar la ley que permite a todo ciudadano que adquiera un arma. Tampoco la han podido extraer de su adn.
En más de una oportunidad han resuelto sus diferencias usando un revólver como con el que mataron a Lincoln o una pistola como la que usaron para dispararle a Reagan o un rifle de mira telescópica como lo hicieron en 1963 con Kennedy y lo repitieron el sábado pasado con Trump.
Ese espíritu que esculpe en la mente norteamericana el revólver al cinto ha ido evolucionando hacia un aumento de la agresividad y, sobre todo, a crecer a límites insospechados la permisividad en el deseo persecutor que acompaña al racismo y ahora al frenesí por defenderse de la invasión inmigrante que les llega por chorros. Trump, la cuasi víctima del sábado pasado, ha sido el estandarte y promotor de ese modo pensar agresivo.
El pregona que si vuelve a la presidencia echará a 30 o 50 millones de inmigrantes, casi todos latinos y, seguramente aterroriza imaginándoselo al mando de turbamultas como las que precipitó contra el capitolio el 6 de enero que perdió las elecciones con Biden.
La reacción al intento de asesinato de Trump lo catapulta hacia la Casa Blanca, lo que resulta muy peligroso para el mundo porque los Estados Unidos son un imperio y teniendo la posibilidad de ejercer su poderío violentamente, segregando los que no sean de sus afectos, un presidente como él será como cuando eligieron emperador romano a Nerón. De nada valdrá la Nasa y las sapiencias de Stanford, Yale o Harvard para moderar civilizadamente el ejercicio del poder imperial. Será la escalada de la ley del revólver al mundo de la IA.Ojalá no nos toque vivirla.