Mordisco vs Petro
La andanada terrorista de ayer en Cali y el norte del Cauca no es una escaramuza más de la inacabable Guerra de los Traquetos. Tampoco es el coletazo final contra el Pacto de La Habana.
Es la primera andanada seria y calculada de la batalla entre Mordisco y Petro. Y por supuesto es el resultado de haber dejado crecer la republiqueta de Jamundí por la infinita terquedad de creer en la tal Paz Total.
A este punto hemos llegado porque a soldados y policías los mandaron para los cuarteles mientras a los jefes de los ejércitos de las traquetos les firmaron tembleques ceses de fuego y les entregaron la parafernalia de garantía que ofrece la Unidad de Protección. Pero, muy en el fondo, y desde mucho antes, es un enfrentamiento muy agresivo entre dos visiones diferentes de la izquierda sobre lo que debería ser la paz de Santos.
Por alguna razón que quizás nunca se sepa, la distancia entre Mordisco y Petro pasó de camuflada a evidente. Los acercamientos del Comisionado de Paz con Calarcá, el disidente de Mordisco, alentado desde la Casa de Nariño para sentarlo a conversar, aumentaron la distancia y llevaron al presidente a llamar a Mordisco como traqueto y a desplegar una operación militar excepcional para darle de baja.
Ha sido un proceso de distanciamiento y enfrentamiento como los de Stalin contra Trosky. Los muertos y la destrucción de ayer en la víspera de la amenazada visita de Petro a Cali hoy, son un balance muy trágico para el Valle, para su gobernadora y hasta para su alcalde Eder, incapaz de valorar la magnitud del pánico creado entre sus gobernados con los episodios de ayer.
Y muchísimo más grave si le agregamos la ingenuidad y despiste del Director de la Policía, quien insistió machaconamente en que los ataques terroristas eran una manera de honrar la muerte hace tres años de un desconocido militante de las fuerzas traquetas y no una expresión macabra de la guerra entre Petro y Mordisco.