Jesús, signo de contradicción

    domingo 3 de febrero, 2013

    – En el evangelio de este domingo (San Lucas 4,21-30) vemos cómo plasma Jesús su amor hacia el pueblo. Es un amor que todo lo perdona, todo lo entrega, todo lo acoge y lo regenera. Jesús hace su presentación al público para exponer su \”programa de vida\”. Lo hace en la sinagoga de Nazaret, su pueblo, en medio de su pueblo. Y lo hace el sábado, el día de descanso y del culto a Dios.

    – El texto de Isaías sirve de marco para encuadrar la misión de Jesús: anunciar libertad, liberación, luz, tiempo de gracias y salvación para todo el pueblo, pero especialmente para los empobrecidos y oprimidos.

    – Hay dos reacciones opuestas en sus oyentes. Admiración y rechazo total. Así Jesús se revela como el profeta, el que anuncia una buena noticia de liberación, el ungido de Dios, pero rechazado por los poderosos de este mundo.

    – Nosotros participamos de la vocación profética de Jesús por el Bautismo. Por lo tanto, estamos llamados a ser signos de contradicción dentro de los parámetros de la cultura actual: una cultura hedonista, utilitarista, consumista, individualista, relativista y manipuladora.

    – Nuestra misión debe consistir en testimoniar los valores irrenunciables del Reino de Dios: el amor hasta las últimas consecuencias, la justicia, la verdad y la paz, que posibilitarán una sociedad fraterna, anticipo del \”tiempo de gracia de nuestro Dios\”.

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