Maduro “ganó” y Petro perdió
Para aumentar su fama de profeta, el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal dijo hace una semana, en una de sus leídas y escuchadas crónicas, que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, perdería con lo que ocurriera en las elecciones de Venezuela, fuera cual fuera el resultado oficial, y así, tal cual, ocurrió.
Esto escribió Gardeazábal:
“En el supuesto de que por encima de las encuestas que dan como presumible la derrota del presidente Maduro, las triquiñuelas de los militares venecos y la habilidad del círculo de explotación de Miraflores impongan a como sea un triunfo de Maduro, la reacción mundial va a hablar inmediatamente de gran fraude y acusarán a los amigos del heredero de Chávez de ser cómplices de semejante trapisonda”.
Y agregó: “Por supuesto, al primero que harán aparecer como promotor o al menos defensor de lo que hagan los chavistas para mantenerse en el poder, va a ser Petro. Y si las encuestas terminan teniendo razón y el triunfo del candidato de la oposición se consigue el domingo, por las mismas razones el derrotado ante sus gobernados en Colombia y ante los ojos del mundo va a ser el presidente Petro”.
Y es que salvo quienes, por fanatismo ideológico o por conveniencia política no ven o no quieren aceptar la realidad, las reflexiones que deja lo ocurrido en Venezuela tendrán impacto en la psicología política y electoral colombiana
¿Por qué? Por varias razones: la principal es que el presidente Gustavo Petro convirtió a Nicolás Maduro en su mejor aliado.
Desde que Petro asumió la presidencia de Colombia en agosto de 2022, se ha reunido con Maduro en siete ocasiones y le lavó la cara al sátrapa venezolano y ayudó a convencer a la oposición de que tendría garantías para participar en las elecciones…
Nadie olvidará que Gustavo Petro aseguró que el sistema electoral venezolano era mejor que el colombiano.
Es tal la cercanía entre ambos que el presidente colombiano basa su propuesta antiextractivista en materia de hidrocarburos en comprarle el gas al dictador venezolano –después de lo ocurrido este domingo, ya se le puede llamar así con total precisión-…
En ese sentido, el temor a que Colombia recorra el mismo camino de Venezuela aumentará y, como la base de la tragedia del vecino país es la reelección, y en el petrismo están obsesionados con que –de una forma o de otra- Petro se quede en el poder más allá del periodo para el que fue elegido, lo ocurrido en el vecino país acaba de darle el puntillazo final a esa posibilidad.
El extraño silencio de Petro –que usualmente tuitea de manera compulsiva- y al momento de escribir esta columna completaba más de un día sin pronunciarse en Twitter –X- demuestra lo difícil de manejar que resulta la situación para el mandatario colombiano, que, seguramente, debe ser consciente que será lapidado diga lo que diga, pero, sobre todo, debe tener claro que el fantasma de Maduro se posará como una sombra sobre el proyecto político del petrismo.