¿Autogolpe vía constituyente “popular”?
A medida que se agota el mandato del presidente Gustavo Petro –a quien le quedan poco menos de 14 meses de gobierno–, cada vez hay más señales que sugieren la búsqueda desesperada de fórmulas que le permitan al mandatario quedarse en el poder.
El anuncio de la posible convocatoria de una asamblea constituyente hecho por Petro en Cali y el grito de “reelección, reelección” de los asistentes a la manifestación de la plazoleta de San Francisco alimentan esa hipótesis, pues lo uno lleva a lo otro:
Una constituyente –con la excusa de sacar adelante las reformas que promueve el gobierno– abriría la puerta para que se habilite de nuevo la reelección presidencial.
Sin embargo, el tiempo juega en contra de Petro, pues poner en marcha una constituyente no es tan fácil como decirlo.
El proceso es largo: el presidente y todos sus ministros deben presentar un proyecto de ley al Congreso, que debe ser aprobado y luego revisado por la Corte Constitucional.
Si el alto tribunal lo avala, se convoca un referendo para que el pueblo apruebe o rechace la convocatoria. Y, si es aprobado, se llama a elecciones para escoger a los miembros de la asamblea…
En el mejor escenario, convocar e instalar una asamblea nacional constituyente en Colombia toma al menos 8 meses –si se cumple todo el procedimiento con rapidez-, pero, por trámites y apelaciones, puede tomar entre 10 y 14 meses.
En ese contexto, si Petro iniciara ya el proceso para realizar una constituyente, no alcanzaría a finalizarlo antes de las elecciones presidenciales de 2026 y, por lo tanto, no sería esta la vía para quedarse en el poder.
Tal vez por eso el presidente y su nuevo ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, plantean una constituyente “de origen popular”, una fórmula rebuscada para saltarse al Congreso –otra vez-, en la que, según el exfiscal, si reúnen 8 millones de firmas, no se necesitaría la aprobación del legislativo para avanzar en el proceso…
Legal, constitucional y democráticamente, a Gustavo Petro no le queda ningún camino para seguir en la Presidencia de Colombia después del 7 de agosto de 2026, pero cuando un gobernante se aferra al poder, el cumplimiento de las normas es lo de menos –como lo muestran el decretazo de la consulta popular y la idea de una constituyente convocada sin pasar por el Congreso-… Es allí donde puede venir el autogolpe disfrazado de “democracia popular”, que ojalá no sea el camino que Petro decidió seguir.